• En España, el Fondo sugiere que la economía crecerá al 3,1% en 2017, cinco décimas más que el pronóstico de abril
  • Para 2018, el PIB se moderará hasta el 2,5%, aunque ese porcentaje es cuatro décimas más que el dato apuntado hace seis meses
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Christine Lagarde, directora gerente del FMICHIP SOMODEVILLA

El Fondo Monetario Internacional (FMI) ha mejorado sus pronósticos de crecimiento para la economía española y todas las principales economías del mundo, a excepción de Reino Unido, donde mantiene la previsión de su última actualización en julio, debido a la incertidumbre en el medio plazo que conlleva la futura relación económica del país con la Unión Europea, según su informe sobre 'Perspectivas Económicas Globales' publicado este martes.

En España, el Fondo sugiere que la economía crecerá al 3,1% en 2017, cinco décimas más que el pronóstico de abril y que se moderará hasta el 2,5% en 2018, aunque ese porcentaje es cuatro décimas más que el dato apuntado en el informe de hace seis meses.

En este sentido, el crecimiento mundial, que en 2016 se situó en su nivel más débil desde la crisis financiera en el 3,2%, se prevé que suba al 3,6% en 2017 y al 3,7% en 2018, una décima más respectivamente en comparación con las previsiones de hace tres y seis meses.

Asimismo, la institución financiera apunta que las economías avanzadas están experimentado un crecimiento notable y amplio, si bien las perspectivas a medio plazo son más moderadas, algo que atribuye a factores demográficos, a la débil productividad que pesa sobre el crecimiento potencial y a la reducción de brechas que disminuye el margen de mejora cíclica.

Las previsiones del crecimiento agregado son generalmente "positivas" pero "modestas", asegura el FMI, que estima que las economías avanzadas crecerán al 2,2% en 2017 y al 2% en 2018, frente a la previsión anterior del 2,2% y el 1,9% respectivamente, impulsados por un mayor crecimiento en la zona euro, en Japón y en Canadá.

Al contrario, los pronósticos en Reino Unido se han mantenido respecto a la actualización del informe de julio en el 1,7% en 2017 y el 1,5% en 2018 y se han reducido hasta tres décimas las del ejercicio vigente si se compara con las previsiones apuntadas en abril. En Reino Unido, el crecimiento económico se desaceleró más de lo previsto en la primera mitad del año debido a la elevada incertidumbre política por su futura relación económica con la Unión Europea, así como las políticas de inmigración o las relaciones financieras transfronterizas.

En Estados Unidos, el pronóstico de crecimiento se sitúa en el 2,2% en 2017, dos décimas por encima del informe de julio y en el 2,3% en 2018, una décima más. Si se compara con las previsiones de abril, EEUU y Reino Unido son los únicos países desarrollados en los que se revisa a la baja el crecimiento inicialmente apuntado.

En las economías emergentes y en desarrollo, el FMI señala en su informe que la actividad económica recuperó un "nuevo impulso" en la primera mitad de 2017 y prevé que este escenario aumente en lo que queda de ejercicio y el siguiente, respaldado por mejores factores externos, de medio ambiente y al efecto contagio por la recuperación de las economías avanzadas. Para este grupo de países, el organismo internacional prevé un crecimiento del 4,6% este año y del 4,9% el siguiente, una décima más en ambos periodo frente al pronóstico de abril.

LA RECUPERACIÓN CONTINÚA, PERO SIGUE INCOMPLETA

No obstante, para el FMI la recuperación continúa siendo incompleta, ya que mientras las perspectivas de referencia se están fortaleciendo, el crecimiento continúa siendo débil en muchos países y la inflación se sitúa por debajo de la meta en la mayoría de las economías avanzadas.

Así, el organismo asevera que aunque los riesgos en el corto plazo están ampliamente equilibrados, existen riesgos a medio plazo. "La positiva trayectoria cíclica de la actividad a nivel mundial proporciona una oportunidad ideal para abordar los retos clave de la política, es decir, para aumentar el potencial de producción al tiempo que garantizar que los beneficios se comparten en general, fortaleciéndose la resistencia a los riesgos a la baja del medio plazo", señala el informe.

A pesar de las expectativas de una demanda global "más robusta" en el futuro, los precios de las materias primas se han mantenido bajos, con el petróleo reflejando una sobreoferta más fuerte de la prevista en el mercado. De esta forma, los precios al consumidor se han "debilitado" desde primavera, debido a las presiones a la baja que ejerce la caída del valor del petróleo en los últimos meses.

La inflación subyacente, por su parte, que excluye el efecto de los precios del petróleo y de los alimentos dada su volatilidad, ha permanecido moderada en las economías avanzadas, lo que refleja un crecimiento de los salarios todavía débil. Sin embargo, el FMI cree que probablemente la inflación aumente de forma gradual hacia los objetivos de los bancos centrales.

RIESGOS POTENCIALES

La recuperación económica podría seguir fortaleciéndose si se apoya en la confianza de los consumidores y de las empresas, así como en un marco de condiciones financieras benignas. No obstante, al mismo tiempo, el entorno de una elevada incertidumbre política y las tensiones geopolíticas, podrían dar lugar a algún error que impacte en la confianza del mercado y que se traduciría en condiciones más estrictas y precios de activos más débiles.

Los riesgos potenciales a los que el Fondo hace referencia son un endurecimiento más rápido y considerable de las condiciones financieras mundiales, lo que podría traducirse en una normalización de la política monetaria con tipos de interés más elevados y que tiene repercusiones adversas para las economías vulnerables. En el caso de la eurozona, un endurecimiento de su política monetaria sigue sin ser buena idea, especialmente para las economías "altamente endeudadas", ya que podría plantear riesgos si no se ha emprendido el ajuste fiscal necesario.

Además, unas condiciones financieras mundiales más estrictas también podrían dar como resultado una disminución del 'apetito' al riesgo, lo que daría lugar a una confianza más débil, menores valoraciones de activos y primas de riesgo más elevadas.

Por último, sostiene que, además de los factores económicos, otro riesgo también podría ser un cambio hacia el proteccionismo, que reduciría el comercio y los flujos de inversión transfronterizos, además de otros factores como las tensiones geopolíticas, la debilidad de la gobernanza y la corrupción, los fenómenos meteorológicos extremos o el terrorismo, que podrían también dañar el crecimiento.

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