BNY Mellon alerta de que Wall Street puede no subir más de un 1% por año hasta 2030

Su director general para Iberia y Latam prevé que el Brexit no se materializará hasta 2022

  • "La remuneración potencial del riesgo es muy baja", y apuesta por fondos multiactivos y de dividendo
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Un signo de la calle Wall Street en frente de la Bolsa de Valores de Nueva YorkLUCAS JACKSON - Archivo

En 2019, ha sido fácil ganar dinero en todos los activos tras un 2018 nefasto para los mercados. Pero el 2020 no será igual, y parece que las cosas se complicarán aún más durante la próxima década, incluso para Wall Street, la bolsa más alcista hasta ahora. Según BNY Mellon Investment Management, el principal selectivo americano, el S&P 500, corre el riesgo de subir tan solo un 1% cada año de aquí a 2030, de acuerdo a un análisis interno en torno al PER cíclico. “Es un entorno para seleccionar acciones y no para comprar un índice como tal”, asegura la gestora.

La fórmula es sencilla pero esclarecedora. Lo que uno paga influye sobre las rentabilidades futuras. Cuanto mayor es el PER pagado en el presente con ajuste cíclico (media del PER en un ciclo de diez años), menor es la rentabilidad real total proyectada a los diez años siguientes. En junio de 2019, el PER cíclico que se estaba pagando en el mercado por el S&P 500 -en promedio- era de 29,4 veces, lo que implicaría un rendimiento del 1% por año, aproximadamente, en este índice durante la próxima década.

Según Sasha Evers, director general de BNY Mellon IM para Iberia y Latam, los riesgos económicos y financieros son elevados, y la probabilidad de fuertes retrocesos es alta. “La remuneración potencial del riesgo es muy baja”, subraya el financiero.

Ante la falta de visibilidad en el mercado, las dos grandes apuestas del grupo para el 2020 son los fondos BNY Mellon Global Real Return (un multiactivos de su boutique Newton que usa coberturas y se enfoca en temáticas como las energías renovables, los vehículos eléctricos, la infraestructuras eficientes o los seguros contra los efectos del calentamiento global) y BNY Mellon Global Equity Income (también de Newton, con el foco puesto en compañías cuyo dividendo es sostenible, dado que “los dividendos, con tipos al 0% o negativos, son atractivos y, a la vez, defensivos”).

EL BREXIT Y LA GUERRA COMERCIAL

La gestora estadounidense espera un 2020 con mayor volatilidad en los mercados. Uno de los grandes riesgos, el Brexit, podría no ser materializado hasta finales de 2022. “Los plazos actuales no son realistas. Boris Johnson quiere que la salida sea efectiva en 2020, pero no lo será. De media, estos ‘deals’ tardan tres años, y ahora lo único que se ha definido es el marco. De hecho”, apunta Evers, “este marco puede desaparecer si Johnson pierde las elecciones”. Si ganan los laboristas o sale un Parlamento sin mayoría absoluta de ningún partido, un segundo referéndum ganaría enteros. “El Brexit solo acaba de empezar”, prevé BNY Mellon IM.

El otro gran riesgo pivota sobre China y la Fed con la guerra comercial como telón de fondo. Pero un acuerdo de Shanghái 2.0 “no parece muy probable”. Los gestores de Newton vigilan de cerca el envejecimiento de la población en China y su burbuja de deuda. “China se va a enfrentar en pocos años a los mismos problemas demográficos que el mundo occidental por la política del hijo único, y la financiación entre 2015 y 2017 de su reequilibrio de modelo económico, de la industria y las exportaciones a los servicios y el consumo, ha generado una gran burbuja de crédito con un aumento de los préstamos morosos”. En cuanto a Estados Unidos, presenta una “ausencia generalizada de momentum” y su mercado de crédito no puede aguantar tipos altos mucho tiempo. Es probable que haya impagos asociados a ese crecimiento del crédito en los últimos años.

LOS LÍMITES DE LA POLÍTICA MONETARIA

Según Evers, la política monetaria ultraexpansiva que los grandes bancos centrales desarrollados han llevado a cabo desde la crisis está llegando a sus límites. Los QE han creado inflación en los activos financieros, pero no en la economía real. Desde enero de 2009, gracias a estos QE, el S&P 500 se ha revalorizado un 268%; la deuda ‘high yield’ europea, un 232%, y el MSCI World, un 191%. Sin embargo, en ese mismo periodo, el PIB nominal de EEUU solo ha crecido un 43% y, el de la Unión Europea, un 25%, con un IPC que ha subido de media un 17% en estas dos regiones.

En lo que respecta al BCE, donde ya se ha producido el relevo de Draghi a Lagarde, “de forma técnica, el QE infinito tropieza con la realidad”. BNY Mellon IM recuerda que un banco central no puede tener un porcentaje demasiado elevado del mercado de renta fija porque sino lo distorsionaría totalmente. Y el BCE ya ha llegado a niveles del 25% o el 30% en el ‘bund’ alemán. “Ahora es momento de menos estímulos monetarios y más estímulos fiscales”, en países como Alemania u Holanda. Eventualmente, si la economía europea se 'japonizara' todavía más, Lagarde podría llegar hasta la “última frontera”, que sería repartir un cheque de consumo directo a los europeos, pero “no es nuestro escenario central”, aclara Evers.

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