Bolsamania

Gasolina sin plomo y coeficiente intelectual

Aunque hace casi un siglo que se conocen sus aspectos nocivos para la salud, un reciente estudio ha desvelado la peligrosa relación entre la gasolina sin plomo y el coeficiente intelectual de los humanos. En Estados Unidos, este tipo de combustible fue legal hasta 1996 y en España hasta 2001.

La idea de añadir plomo a la gasolina se remonta a principios del siglo XX. Se usaba para eliminar los golpes y los ruidos metálicos en los motores. Nadie en aquellos momentos se llegó a plantear qué efectos podría tener esto para la salud de quienes involuntariamente aspiraban los gases resultantes de la combustión.

Lo novedoso de este estudio (centrado en Estados Unidos, aunque cuyos resultados se pueden extrapolar a cualquier otro país) es que se centra en su impacto sobre la capacidad intelectual de los niños. Se estima que más de 170 millones de estadounidenses estuvieron expuestos a niveles altos de plomo durante su infancia, incluidos. Así lo afirman investigadores de la Universidad de Duke y la Universidad Estatal de Florida.

Esta exposición infantil al plomo redujo el coeficiente intelectual colectivo de los estadounidenses en 2,6 puntos en la última década. Los investigadores asocian este descenso a la gasolina sin plomo, pues afecta de una manera muy marcada a los nacidos entre 1951 y 1980.

Pero no le echemos todas las culpas a la gasolina. Durante décadas, el plomo estuvo presente en otros productos como la pintura usada para las paredes de casa. Este metal pesado está considerado como neurotoxina, por lo que ninguna cantidad, por limitada que sea, es segura. Además de reducir las capacidades cognitivas, la exposición al plomo también se ha relacionado con enfermedades renales y cardíacas.

Fotos – CNN