Bolsamania

Agresividad al volante: Retrato de un Neanderthal

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En estos extraños e inciertos tiempos que nos ha tocado vivir, los nervios del personal suelen a flor de piel. Desgraciadamente, la cosa empeora aún si tenemos un volante entre las manos. Me he decidido a escribir este post después de un par de días en los que la lluvia ha estado presente. El agua enerva a los conductores sobremanera y, aunque no haya un excesivo peligro (si conducimos por la ciudad), el tráfico se ralentiza y los pitos y gritos se multiplican. Pero esto no es sólo debido a las condiciones climatológicas. No nos engañemos: existe una gran parte de la sociedad que está amargada y lo demuestra cuando saca su bólido a pasear.

Sí, lo más probable es que su situación económica no sea la mejor pero, ¿la de quién lo es? La mía, al menos, tampoco. Dándole vueltas al tema también he llegado a la conclusión de que la falta de sexo puede ser una de las causas a una desproporcionada agresividad en la conducción. Sabéis de lo que os hablo: cuando habéis tenido una buena sesión de cama, lo último que os apetece es discutir a gritos con un chabacano cuya mentalidad se asemeja a un niño de cinco años.

También me he dado cuenta de un hecho revelador: normalmente los más guerreros/as son los que peor conducen. Son aquellos a los que les pone abusar del claxon en un atasco. ¿No se dan cuenta de que la persona de delante está en la misma situación? También gustan de posicionarse de forma errónea en los semáforos previos a un giro. Se quejan de la lentitud del tráfico cuando son ellos mismos los que lo provocan. Otra cosa que les atrae es perseguir al supuesto infractor, dando largas, aumentando la velocidad y poniendo en peligro la integridad física de los de alrededor. Por supuesto, muchos de ellos han bebido. A diario, existe una gran proporción de conductores que salen al asfalto habiendo ingerido alcohol.

Un buen amigo siempre me comenta que la actitud de un futbolista dentro del terreno de juego refleja su verdadera personalidad. Esto mismo opino yo en el ámbito de la conducción. Son muchos los casos en que altivos caballeros con modelos de alta gama menosprecian a inmigrantes que van a trabajar en su moto de reparto. Eso sí, si el susodicho se les rebela reculan. Nunca veréis a uno de ellos salir del coche si la cosa se ha puesto mal de verdad. Es una pena, pero la agresividad al volante es una constante en nuestra vida.