Dodge Polara, aquella joya americana de los 60
Hoy echamos la vista atrás para rendir un pequeño homenaje a un modelo clásico que consiguió cosechar un éxito notable en Estados Unidos en la década de los 60. Se trata del Dodge Polara, un vehículo grande que sin embargo contaba con un motor base de seis cilindros en línea y 3,7 litros, y que todavía se recuerda por su espectacular diseño posterior.
El Dodge Polara medía nada menos que casi 6 metros de largo (para ser exactos, 5490 mm) y, como buen hijo de su época, en su diseño refleja la estética aeroespacial que tan de moda estaba en los Estados Unidos de la época. Hoy nos puede parecer hortera, pero hay en esos aquel trasero apuntado cautivó a muchos norteamericanos.
Contaba con un equipamiento de verdadero lujo para la época: dirección asistida, aire acondicionado, control de crucero, asientos y elevalunas eléctricos y un asiento delantero partido que giraba hacia afuera al abrir la puerta. Contaba también con una caja de cambios automática Push Button Torqueflite, que se acciona mediante botones y no con una palanca.
Había cuatro variantes disponibles: sedán cuatro puertas, techo duro de dos puertas, techo duro de cuatro puertas y familiar.
Fue producido sin interrupción entre los años 1960 y 1972, compartiendo la carrocería con otros dos modelos de la marca: el Dodge Matador y el Dodge Dart en sus tres variantes, Séneca, Phoenix y Pioneer. También fue fabricado Además, tuvo versiones en Argentina, España y Brasil, donde fue popularmente bautizado con el nombre de Dodginho.
Hubo también una versión de competición equipada con un motor V8 de 6 litros y 340 CV que lo animo durante sus participaciones deportivas, sobre todo en la NASCAR.
La crisis del petróleo acabó con la carrera del Polara, un coche que consumía 8,4 litros de promedio, siendo desbancado por nuevos modelos más potentes y económicos, aunque sigue siendo un modelo estrella entre los coleccionistas de coches en Estados Unidos.
Fotos – Plan 59
