El capital riesgo le pide al Gobierno el mismo trato fiscal que País Vasco y Navarra para crecer

El sector ha registrado récord por tercer año consecutivo en la inversión

  • "No vemos preocupación en el mercado por la liquidez y los precios", asegura la patronal
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Miguel Zurita, presidente de AscriAscri

El capital riesgo en España ha cerrado el mejor año de su historia en términos de inversión, pero quiere crecer más. Por ello, el sector le pide al nuevo Gobierno de Pedro Sánchez el mismo tratamiento fiscal que han implantado para este tipo de inversiones el País Vasco y Navarra. Su llamada de atención es contundente: “Progresismo es lo que hacemos nosotros. Generamos riqueza y tenemos un impacto positivo en la economía”.

La patronal del capital riesgo en España (Ascri) elaboró en 2018 un documento titulado ‘Propuestas para dinamizar el crecimiento de pymes y start-ups’, en el que se recogían hasta ocho posibles medidas para incentivar la inversión en este tipo de activo alternativo, que ha ganado protagonismo con los bajos tipos de interés. En dos de ellas, se habla de fiscalidad. El sector demandaba medidas fiscales de promoción del ‘venture capital’, un subsegmento del capital riesgo, y clarificar el tratamiento fiscal del retorno adicional de la inversión de los gestores.

País Vasco y Navarra le cogieron el guante y, desde el pasado 31 de diciembre, su legislación al respecto es otra. Las dos comunidades autónomas buscan incentivar el establecimiento de gestoras y fondos de capital riesgo en su territorio para que, en última instancia, acaben invirtiendo en empresas de la región. Sus respectivos gobiernos han optado por hacer desgravaciones fiscales y por modificar la fiscalidad del llamado ‘carried interest’, desde una renta del trabajo ordinario a plusvalías, en el caso de Guipúzcoa y Navarra, o renta del trabajo con carácter irregular, en Vizcaya y Álava. Ahora, Ascri le pide un esfuerzo similar a Pedro Sánchez para el conjunto del país y abre la puerta a que otras comunidades sigan el ejemplo del País Vasco y Navarra.

El ‘carried interest’ es la participación que, normalmente, tienen los gestores de un fondo en las plusvalías resultantes de las operaciones realizadas por el propio fondo, una vez que los inversores de dicho fondo hayan recuperado su inversión inicial, más una tasa de retorno establecida de antemano.

VOTO DE CONFIANZA A PSOE Y UNIDAS PODEMOS

Al margen de las demandas que el capital riesgo le hace al Gobierno para crecer, algunas de ellas históricas (más presencia en los fondos de pensiones, flexibilizar la entrada a inversores no profesionales o mejorar los procesos administrativos para la liquidación de empresas), el sector se muestra tranquilo por la coalición de izquierdas que han formado el PSOE y Unidas Podemos. “Las operaciones que estaban en marcha, sobre todo de los fondos internacionales, que son los más sensibles a la política, no se han parado”, aseguró Miguel Zurita, presidente de Ascri, en la presentación de estimaciones de la industria en 2019. Aunque, “bien es cierto que”, puntualiza el directivo, “nuestras operaciones tardan mucho tiempo en hacerse”.

De entrada, el capital riesgo quiere dar un voto de confianza al nuevo Gobierno de izquierdas. Pero, al tiempo, defiende que “no se puede poner freno con la regulación a la puerta que se ha abierto entre los inversores institucionales para entrar en activos alternativos”, caso de las aseguradoras o de algunos fondos de pensiones, que necesitan invertir en nuevos activos para rentabilizar grandes sumas de dinero al estar en Europa buena parte de los tipos reales en negativo. “Los bonos son la solución más segura de perder dinero”, en referencia al activo predilecto de los institucionales españoles.

UN 2019 DE RÉCORD

El 2019 ha sido un ejercicio histórico para el capital riesgo. Ha registrado récord por tercer año consecutivo en la inversión (8.513 millones de euros, un 42% superior, aunque ocho de cada diez euros han sido invertidos por fondos internacionales), y el resto de variables han mantenido “el dinamismo de los últimos años”.

Ha habido 680 inversiones, un 8% menos; la captación de recursos por las gestoras se ha elevado hasta los 1.813 millones, un 17% inferior, pero las desinversiones han sido de 2.260 millones, un 11% más. Se han cerrado 18 grandes ‘megadeals’, todos ellos liderados por fondos internacionales, donde sobresale la operación de The Carlyle Group en Cepsa.

La patronal no se muestra inquieta por el sobrecalentamiento que algunos expertos achacan a las inversiones en capital privado. “No vemos preocupación en el mercado por la liquidez y los precios. Los ratios de pólvora seca son grandes, pero no preocupantes. Nuestro trabajo no solo es comprar barato, también es ayudar a crecer a las compañías. Además”, asegura Zurita, “los inversores están siendo flexibles y pacientes. Si no hay buenas oportunidades, entienden que no hay que invertir por invertir”.

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