Bolsamania

Ford Edsel, historia de un gran fracaso

Sólo una cosa positiva se puede extraer de la triste historia del Ford Edsel: un ejemplo de lo que nunca se debe hacer en la industria del automóvil, una lección que se aprende en todas las escuelas de negocios: el mayor fracaso de la marca estadounidense.

Cuando este modelo, bautizado para más inri con el nombre del hijo de Henry Ford, salió al mercado en el año 1958 nadie podía imaginar que le costaría a la empresa perder más de 250 millones de dólares. Probablemente, se trataba de un modelo demasiado caro y pretencioso para un mercado, el norteamericano, cuya economía estaba empezando a perder fuelle. Pero eso por sí solo no explica el naufragio.

Tres años antes de su lanzamiento, Ford inició un plan para sacar un nuevo modelo que hiciera frente a una competencia cada vez más feroz. Investigaciones, encuestas, estudios de mercado… Millones de dólares invertidos para dar con el coche perfecto.

Sin ningún rubor, el departamento de marketing de Ford presentó su joya con el apodo de «el coche del futuro», un automóvil que llegaba para romper moldes, también en el apartado estético, con una gama de hasta 18 modelos: dos puertas, cuatro puertas, descapotable con techo duro o blando, sedán… Demasiada euforia anticipada, lo cual acentuó aún más la sensación de desastre total cuando las ventas esperadas no alcanzaron, ni de lejos, el volumen esperado.

Una vagina en la parrilla frontal

El público, que no es tonto, se dio cuenta rápidamente que le estaban dando gato por liebre: Ford había prometido un vehículo pionero, pero el Edsel era un coche de lo más normal, eso sí,bajo la apariencia de algo especial. Un ejemplo: el «Teletouch Electric Push Button Transmission Selector», que no era más que un botón para cambiar de marchas instalado en el centro del volante.

Por otra parte, el diseño exterior fue objeto de mofa, especialmente la parrilla frontal dispuesta posición vertical, que muchos compararon con el aspecto de una vagina.

Y para empeorar las cosas, se trataba de un coche injustificadamente caro. El Ford Edsel salió a la venta en un rango de entre 2.500 y 3.800 dólares, una fortuna para los cánones de la época. La campaña publicitaria fue intensa, pero improductiva.

Por último, los fallos de producción, en especial los relativos a pérdidas de combustible y líquidos, fueron quienes pusieron el último clavo en el ataúd de este infortunado modelo. Circuló en el mundillo un chascarrillo sobre el nombre del coche, Edsel, que las malas lenguas interpretaban como «Everyday something else leaks», cada día una nueva fuga.

El resultado: Ford pierde alrededor de 3.000 dólares por cada coche vendido, ¡una cifra que casi iguala a la del precio de venta! Así que, después de un largo calvario de tres años, la producción del Edsel se detiene, dejando tras de sí un agujero económico de dimensiones colosales. 

Y, lo que es la vida, en la actualidad los coleccionistas son capaces de pagar fortunas por un ejemplar de Ford Edsel, de los que sobreviven cerca de 5.000. Es el extraño atractivo de los viejos coches feos con historia.

Fotos – Le Monde Auto