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La Reserva Federal celebra entre este martes y este miércoles un nuevo cónclave monetario, para el que se espera con un 93,6% de probabilidad que mantenga los tipos de interés en la horquilla comprendida entre el 5,25% y el 5,5%, según la herramienta FedWatch de CME. La atención de los inversores se centrará, una vez más, en las posibles pistas sobre la llegada de los recortes, especialmente en un contexto marcado por una inflación más persistente de lo esperado.

Los analistas de Federated Hermes esperan "que la Reserva Federal siga actuando con cautela" y vuelva a reiterar que necesita una "mayor confianza" en el regreso de la inflación hacia la meta del 2% de manera sostenida para iniciar la flexibilización monetaria. Según la previsión de la gestora, "los recortes de tipos podrían retrasarse hasta 2025 y más allá", como destaca Charlotte Daughtrey, especialista en inversión en renta variable de Federated Hermes.

"Dado que la inflación en 2024 será más difícil de lo que muchos imaginaban, el camino hacia la reducción de los tipos de interés podría no ser tan suave como espera el mercado. La Reserva Federal sigue manteniendo que depende de los datos, y éstos no apoyan actualmente un movimiento anticipado. Quieren evitar los errores de los años setenta (cuando bajaron los tipos demasiado pronto y la economía estadounidense sufrió una segunda ronda de inflación más dolorosa) y esto parece ser un factor en la pausa actual, en la que los tipos se mantienen en niveles más elevados", asegura Daughtrey.

DATOS ENFRENTADOS

En su narrativa de dependencia de los datos, la Fed no está encontrando en la evolución de la inflación la "confianza" que ha asegurado necesitar para iniciar los recortes de tipos, aunque este no es el único indicador que vigila, y la reciente moderación de la economía estadounidense, que vio que su PIB se desaceleraba en el primer trimestre del año al 1,6% en tasa interanual, puede hacer que el banco central se replantee su hoja de ruta.

Bret Kenwell, analista de inversiones en EEUU para eToro, asegura que "este informe del PIB podría acercar a la Fed a un recorte de tipos, aunque sería mucho mejor que la Fed recortara los tipos debido a una menor inflación en lugar de a las preocupaciones por la economía".

"La economía estadounidense siguió creciendo en el primer trimestre de 2024, pero la caída del PIB probablemente tomó desprevenidos a los inversores, sobre todo teniendo en cuenta la solidez de algunos de los informes económicos de este año y la fortaleza del mercado laboral. No es necesariamente un informe para alarmarse, pero sí para prestarle atención", detalla.

Además, este dato cambia la perspectiva de la economía del país, ya que "una cosa es tener una inflación moderada con un crecimiento superior a la media, y otra cosa es tener una inflación obstinada y un crecimiento ahogado, que debe ser la principal preocupación de la Reserva Federal en este momento del ciclo de tipos".

"A fin de cuentas, consuélese con el hecho de que la economía estadounidense aún no ha entrado en recesión, y la Fed está preparada para salvar el mercado laboral si ésta se materializa", agrega.

¿RECORTES A FINALES DE AÑO?

Este 2024 está llamado a ser el año de inicio de los recortes de los tipos de interés, aunque los datos que se van conociendo hasta la fecha hacen poner en duda una hipótesis que meses atrás se daba por sentada. En un primer momento, el mercado apostaba por un primer recorte en marzo, aunque esta previsión se ha ido retrasando, y muchos analistas esperan ahora que la flexibilización monetaria comience en la segunda mitad del año, mientras que alguno incluso considera que no se producirá hasta 2025.

En el caso de abrdn, su escenario central "prevé que la Reserva Federal aplicará dos recortes de tipos este año, en septiembre y diciembre, dado que es probable que el crecimiento y la inflación se moderen ligeramente en la segunda mitad del año".

"Sin embargo, consideramos seriamente el riesgo de que no se produzcan recortes, o incluso de que la próxima medida sea una subida. De hecho, asignamos una probabilidad acumulada del 35% a los escenarios de 'no aterrizaje' y 'repunte del precio del petróleo', en los que este año la política monetaria se mantiene o incluso se endurece", detalla Paul Diggle, economista jefe de abrdn.

Además, señala que "existen riesgos al alza de que se mantenga el crecimiento por encima de la tendencia o de que aumente la propia tendencia de crecimiento, así como riesgos a la baja de que se produzca una desaceleración más significativa".

"Por lo que respecta a la inflación, el IPC volvió a subir con fuerza en marzo. A medida que avanza el año, resulta cada vez más difícil atribuir esta fortaleza a la estacionalidad residual y a otras peculiaridades. Seguimos pensando que se avecina una modesta desinflación, habida cuenta del descenso del crecimiento salarial, y el descenso de los alquileres de mercado; un factor que sugiere que la inflación de la vivienda se moderará en algún momento", destaca.

Así pues, considera que "el IPC subyacente debería caer hasta el 2,5% interanual en verano, pero el avance podría estancarse durante el resto del año a medida que los efectos de base resulten menos útiles".

"Sin embargo, hay muchos indicios históricos que apuntan a un 'último tramo difícil' en el que la inflación se mantendría por encima del objetivo o incluso repuntaría, por lo que nos tomamos estos riesgos muy en serio", concluye.

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