En ocasiones, Wall Street supera a la ficción. Ese ha sido el caso en BlackRock. Mark Wiseman, destinado a ser el sucesor del actual consejero delegado, Larry Fink, ha sido despedido. ¿El problema? Que tenía un romance con una compañera de trabajo. Y pese a que su mujer también trabaja en la entidad... no era con ella.
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"Violación de la política de empresa en lo referente a las relaciones sentimentales con compañeros de trabajo". Es el motivo que dan desde la mayor gestora de activos del mundo para explicar la marcha de Wiseman.
"Nuestra cultura siempre ha sido una de nuestras grandes fortalezas y estamos profundamente decepcionados de que dos altos ejecutivos hayan abandonado la firma por problemas de conducta", reconoce apesadumbrada la entidad en un comunicado. "BlackRock no es así y esperamos los estándares de comportamiento más altos en nuestros empleados, especialmente en los altos directivos", añade.
"Me arrepiento y acepto la responsabilidad de mis actos", declara a su vez Wiseman en un comunicado difundido por vías internas.
Desde su llegada en 2016 procedente del Canada Pension Plan Investment Board, uno de los fondos de pensiones más populares del mundo, a Wiseman le fue encargado el 'stockpicking' de la gestora, es decir, la selección de valores.
EL 'ME TOO' HA LLEGADO A WALL STREET
El de Wiseman no es el último caso relacionado con el movimiento 'Me Too' que ha afectado a BlackRock en el último año. En los primeros compases de 2019 fue Jeff Smith, jefe de Recursos Humanos en la gestora, quién abandonó la entidad tras más de una década allí por "incumplir la política de empresa".
¿Son estos casos aislados o realmente algo está cambiando en Wall Street? Sonya Dreizler, autora de 'Do Better', una serie de conferencias sobre discriminación y acoso en el sector financiero, reconoce que "la cultura corporativa está cambiando". Con todo, asevera que "es un proceso lento en una industria vieja pero poco a poco nos dirigimos a un lugar en el que ciertos comportamientos no serán tolerados".
Otro caso muy sonado es el de Ken Fisher, a quien el 'Me Too' le ha salido a devolver. El multimillonario y popular gestor de fondos protagonizó a mediados de octubre la última polémica sexista de Wall Street. Este llegó a afirmar que "fichar a un cliente es como meterse en las bragas de una tía".
Desde la propia entidad matizan estas palabras a 'Bolsamanía' asegurando que Fisher estaba intentando denunciar con esta comparación este tipo de comportamientos, no haciendo gala de ellos. Además, recuerdan que desde aquel 8 de octubre se ha disculpado si estas declaraciones pudieron resultar malentendidas u ofensivas para algunos.
Mes y medio después el balance le favorece y los activos bajo su control han marcado nuevos máximos históricos en los 115.000 millones de dólares.
