¿Invertir en renta variable de transición energética? Schroders pone el foco en la política

Una mejora del crecimiento de los beneficios puede impactar positivamente en este activo

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La transición energética es una de las grandes temáticas de inversión que más terreno ha ganado en los mercados durante los últimos años. Pero ¿merece la pena apostar por ella este 2024? En Schroders creen que los próximos doce meses serán claves para el largo plazo, sobre todo, si se tiene en cuenta el impacto político en un 'superaño electoral'.

"Tras un tercer trimestre muy complicado, la renta variable del sector de la transición energética ha tenido un buen final a cierre de 2023. La caída de los rendimientos de los bonos, la relajación de las condiciones financieras y el flujo de noticias más positivas sobre fundamentales en sectores importantes ayudaron a impulsar el sentimiento en todo el espectro", indica Alex Monk, gestor de renta variable de recursos globales de la firma.

A pesar de que la mejora de los resultados a finales de año fue sin duda bien acogida y puso de relieve lo extremas que habían llegado a ser tanto las valoraciones como el sentimiento dentro del sector, desde la gestora siguen siendo prudentes con respecto a la volatilidad a corto plazo, ya que "persisten los riesgos en torno tanto a la inflación como a los tipos de interés".

De hecho, creen que fue el reciente repunte de los rendimientos de la renta fija, tras su fuerte caída, lo que contribuyó a que la renta variable de la transición energética empezara el año con dificultades.

"Aunque es probable que los tipos de interés y las condiciones monetarias sigan desempeñando un papel crucial en 2024, creemos que el verdadero motor de la mejora de las rentabilidades de la renta variable de la transición energética de aquí en adelante es una mejora del crecimiento futuro de los beneficios", explica Monk.

Las perspectivas de Schroders para 2024 indican un panorama de beneficios fundamentales mucho más sólido para la renta variable de transición energética en comparación con 2023.

Con todo, y a pesar de no poder predecir cuándo remitirán los vientos en contra de los beneficios cíclicos que afectaron al sector el año pasado, sus análisis sobre el sector apuntan a una mejora de los beneficios a lo largo de ese ejercicio, así como de 2025.

"Insistimos en que seguimos viendo áreas de riesgo para los beneficios, sobre todo en el sector del hidrógeno, donde la actividad se está ralentizando, y potencialmente en partes de los equipos renovables si continúan los problemas en las cadenas de suministro en el Mar Rojo", reitera el experto.

La recuperación de los beneficios en otros subsectores también puede llevar tiempo, especialmente si las condiciones macroeconómicas se deterioran a partir de ahora.

Pero tras un año de importantes rebajas de beneficios y una nueva depreciación de las valoraciones, "las perspectivas para la renta variable de la transición energética parecen más favorables de aquí en adelante", subrayan desde la firma.

IMPACTO POLÍTICO

2023 trajo consigo algunos cambios políticos en el ámbito de la transición energética; sin embargo, la influencia de la política en 2024 podría ser mucho mayor.

Durante los próximos meses alrededor de la mitad de la población mundial está llamada a las urnas. Los distintos resultados tendrán grandes consecuencias en un entorno convulso, con dos guerras en ciernes.

India, Rusia, la Unión Europea, México… y mucho más afrontarán procesos electorales decisivos, pero sin duda, uno de los más importantes, sino el más importante, será el de EEUU.

"Las elecciones estadounidenses de noviembre serán las más importantes para la renta variable de la transición energética, dados los riesgos que supone para el apoyo a la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) de una fuerte victoria republicana", comentan en Schroders.

Pese a que es poco probable que el apoyo a los sectores de transición energética se elimine en su totalidad, los principales candidatos a la nominación republicana ya han hablado de derogar aspectos concretos de esta política.

En este sentido, el riesgo de que se produzca una reducción del apoyo es una amenaza creíble. "Independientemente del resultado final, cabe esperar que las empresas que más se benefician de esta política experimenten volatilidad ante la inminencia de las elecciones", concluye Monk.

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