Asignación de activos ESG: rentabilidad bajo presión en momentos de estrés en los mercados

Los expertos de UBS AM analizan las carteras ESG en este contexto de tensión

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La guerra en Ucrania, la escalada de precios de la energía, las altas tasas de inflación, los cuellos de botella en las cadenas de suministro y las tensiones geopolíticas han impulsado la incertidumbre macroeconómica, al tiempo que han estresado a los mercados y han puesto bajo presión los factores ambientales, sociales y de gobernanza (ASG, por sus siglas en español, y ESG, por sus siglas en inglés). La actualidad viene marcada por las tensiones en el mercado y los expertos de UBS AM analizan cómo se comportarán las carteras de los inversores ESG ante esta situación.

El cambio climático y la desigualdad socioeconómica afectan a los factores ambientales y sociales y dificultan aún más la posibilidad de que los inversores obtengan una rentabilidad sostenible a largo plazo.

"El cambio climático ha provocado una actuación masiva para la transición a una economía de emisiones netas cero, lo que requiere cambios estructurales para reconfigurar toda la economía. La desigualdad social se ha visto acentuada por la pandemia, ya que los vulnerables se vieron afectados de forma desproporcionada. Los últimos tiempos han demostrado que donde hay división social solemos encontrar dificultades geopolíticas. El aumento de la inflación, además de la inestabilidad climática y social, complica la tarea de los inversores", señala Álvaro Cabeza, Country Head de UBS AM Iberia.

No obstante, durante los últimos periodos de tensión en el mercado, el comportamiento de los índices ESG ha sido similar al de los índices de referencia tradicionales. La razón, según indica Cabeza, es que muchos índices de referencia ESG están diseñados para que su rendimiento sea lo más parecido al de los índices de referencia tradicionales, sin dejar de sobreponderar los activos con altas calificaciones ESG.

Los inversores están acostumbrados a considerar el riesgo y la rentabilidad como las dos dimensiones que guían la asignación de activos. Sin embargo, en base a un informe elaborado por UBS AM Iberia, "se necesitan dos elementos adicionales -el tiempo y las preferencias- para aumentar este proceso en el mundo de la inversión sostenible".

El elemento tiempo hace referencia a la duración de la transición ESG que está en marcha, en la medida en que los gobiernos y las empresas llevan a cabo regulaciones e inversiones para reducir la contaminación conforme al Acuerdo de París y los objetivos de desarrollo sostenible.

El elemento de preferencia se refiere al peso que un inversor otorga a la prioridad de la sostenibilidad en una cartera de inversiones. Para estos inversores, la cuestión radica en cómo optimizar las carteras para abordar el riesgo y la rentabilidad de forma simultánea con la ESG.

"Los principales índices de referencia ESG están diseñados para igualar las exposiciones factoriales con los índices de referencia tradicionales, de modo que el 'tracking error' entre los índices de referencia ESG y los tradicionales es muy reducido", evalúan desde UBS AM.

PERO ¿QUÉ PASA CON LA INFLACIÓN?

Los expertos de UBS AM explican que, durante décadas, algunos países han conseguido esquivar el impacto inflacionista del poder de negociación de la mano de obra mediante la subcontratación y la producción en otras regiones, pero esa tendencia puede haber agotado su recorrido: las cadenas de suministro se han optimizado para las empresas que priorizan los bajos costes y los bajos inventarios.

La relocalización de la producción y la reconstitución de los inventarios ante las múltiples perturbaciones que sufren las cadenas de suministro son probablemente procesos plurianuales que contribuyen al aumento de los precios. Asimismo, la política fiscal está desempeñando un papel mucho más sólido en la estabilización de la actividad económica, después de haber sido arrastrada por las políticas de austeridad desde la década de 1980.

El factor geopolítico añade otra faceta a esta tesis del aumento de la inflación, sobre todo a corto plazo, ya que la guerra de Ucrania y las sanciones occidentales a Rusia han provocado un aumento de los precios de las materias primas, sobre todo de la energía y los productos agrícolas.

"En este entorno de mayor inflación, es probable que la correlación entre la renta variable y la renta fija sea positiva incluso en los mercados desarrollados, reduciendo así los beneficios de la diversificación, y tendremos que ofrecer soluciones más innovadoras para ayudar a los clientes a alcanzar sus objetivos de inversión", apunta Cabeza.

ESG Y EMPRESAS RESILIENTES

Durante los confinamientos provocados por el Covid-19, muchas fábricas tuvieron que cerrar. Uno de los sectores más perjudicados fue el automovilístico, que vio que la producción de vehículos nuevos se retrasó porque los fabricantes de coches cancelaron todos los pedidos de componentes a principios de 2020.

Según un estudio publicado por el Departamento de Comercio de EEUU, el inventario medio de chips informáticos también se vio reducido. En poco tiempo, los fabricantes de chips reconvirtieron sus líneas de producción y comenzaron a fabricar componentes para productos utilizados en oficinas domésticas, ya que la gente trabajaba cada vez más desde casa. Como consecuencia, prácticamente se detuvo la producción de automóviles.

El componente de gobernanza de los factores ESG incluye la necesidad de contar con empresas resistentes y capaces de adaptarse a las perturbaciones naturales y geopolíticas.

"Esto es necesario no sólo para garantizar un rendimiento sostenible a largo plazo para los accionistas, sino también para crear condiciones sostenibles para todas las partes interesadas, incluidos los empleados, los clientes y las comunidades locales. Los acontecimientos de 2020-2022 han demostrado que no hay suficiente holgura en la estructura de las empresas para permitirles absorber los impactos de la naturaleza (por ejemplo, el aumento del nivel de los océanos o las pandemias) y de la acción humana (por ejemplo, las guerras). Una mayor adhesión a los principios de sostenibilidad probablemente creará una economía más robusta", concluyen.

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