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Seat 124 Sport Coupé, el deportivo de los 70

A finales de los 60 llegó al mercado español el Seat 124. Un coche con el que se iniciaba una nueva época en el mundo del automóvil en España. La situación económica del país mejoraba y muchas personas ya no se conformaban con los pequeños Seat 600 u 850. Querían algo más. Un vehículo más grande, confortable y con mejores prestaciones.

Desde 1966 se comercializaba en Italia el Fiat 124, una berlina de cuatro puertas que ofrecía todo lo anterior. Bajo la licencia de la marca italiana Seat se lanzó a su producción en 1968. El vehículo obtuvo una gran acogida entre la clase media que empezaba a proliferar en nuestro país y se llegaron a vender casi 900.000 unidades entre 1968 y 1980. Un automóvil con motor delantero y tracción trasera que era lo suficientemente amplio para que viajara una familia de cinco miembros con gran comodidad, sobre todo si lo comparamos con hacerlo en los reducidos Seat 600 u 850.

Aún así había otro sector de automovilistas que pedían algo más. Querían un coupé deportivo de dos puertas, lujoso, potente y amplio, en la línea de los Gran Turismo. Esta demanda fue saciada con el Seat 124 Sport Coupé. La versión española del Fiat 124 Sport Coupé que se empezó a comercializar en 1967, llegó a nuestras carreteras a finales de 1970.

La primera versión de este coupé montaba un motor delantero longitudinal de cuatro cilindros y doble árbol de levas de 1.6 litros, con dos carburadores dobles Weber que ofrecía 110 CV. La tracción era a las ruedas traseras y la caja de cambios era de cinco velocidades sincronizada, toda una novedad en España. Los frenos eran de disco en las cuatro ruedas y servofreno.

Se trataba de uno de los coches más potentes de la época. En España sólo se le podían comparar el Alpine A110, el Mini 1275 GT o el Simca Rally GT, a los que superaba en habitabilidad y confort. Su precio también lo convertía en único. Puesto en la calle el 124 Sport Coupé costaba unas 300.000 pesetas, un pastón para la época.

Así se dio la gran paradoja de este coche. Su precio sólo lo hacia alcanzable a personas de un elevado poder económico, que solían ser caballeros de edad bastante madura pero a los que les gustaba presumir de uno de los automóviles más deportivos y exclusivos de la época. Eran personas, que en su mayoría, carecían del espíritu deportivo que este coche requería. El 124 Sport era un vehículo para andar rápido y que cuando se le exigía no era fácil de conducir, algo a lo que no estaban habituados sus compradores. Se le acusaba de “irse de atrás”.

Lo cual era cierto cuando se exprimían sus 110 CV por carreteras reviradas y con firme en no muy buen estado, y no digamos cuando estaban mojadas. También favorecía esa tendencia al sobreviraje la tracción trasera, el reparto de pesos y su suspensión trasera de eje rígido. Otros de los defectos que se le achacan a este coche es que los frenos se sobrecalientan en exceso y pierden eficacia si se les exige mucho y la falta de precisión de la dirección a velocidades altas.

Sin embargo, en manos expertas conducir este coche es muy gratificante. Su motor elástico y su excelente caja de cambios de cinco velocidades proporcionan unas excelentes prestaciones. Alcanza una velocidad máxima de 180 km/h, realiza el kilómetro en salida parada en 32 segundos y acelera de 0 a 100 km/h en poco más de 10 segundos.

El interior respira deportividad por los cuatro costados. La posición de conducción es baja y la visibilidad muy buena debido a la gran superficie acristalada del vehículo. Y el cuadro de mandos está lleno de relojes que le dan un aspecto muy rácing. Su único defecto en cuanto a equipamiento es que la radio no era de serie, lujos de la época. Se podía elegir en cinco colores (sí, al fin se podía escoger el color del coche): blanco, rojo, azul, amarillo y ocre.

Seat vendió unas 10.000 unidades del Sport Coupé 1.600 hasta 1972. A finales de ese mismo año comenzó la comercialización, siguiendo las pautas que marcaba Fiat en Italia, de un nuevo 124 Sport Coupé, pero ahora con cambios en el diseño que le hacen más musculoso (destacan las nuevas ópticas de la parte trasera) y un motor 1.8. Esta nueva versión estuvo en el mercado hasta 1975, vendiéndose algo más de 17.000 unidades.

La gran ventaja de este nuevo motor es que en lugar del doble carburador del 1.600, monta un único carburador de doble cuerpo, mucho menos complicado de tener a punto que el del 1.600. Desarrolla una potencia de 118 CV, una barbaridad para la época, aumentando sus prestaciones con respecto a la versión anterior, pero no de una forma espectacular, sino mejorándolo un poco en todo. El resto sigue siendo prácticamente igual: frenos de disco en las cuatro ruedas, tracción trasera, caja de cambios de 5 velocidades sincronizada… Todo un lujazo de coche.