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Plymouth Fury del 58: el coche asesino

Hay coches que pasan a la historia por su popularidad, su diseño, su innovación, su potencia o cualquier otra característica que los hace únicos y lo llevan a convertirse en leyenda. En el caso del Plymouth Fury fue por su diabólico papel protagonista en la película Christine dirigida en 1983 por John Carpenter y basada en la novela del mismo nombre escrita por Stephen King en el mismo año.

Christine, el viejo Plymouth Fury del 58, que es comprado y restaurado por Arnie Cunningham se convierte en un coche asesino que causó un gran impacto en los espectadores, pasando de ser un clásico a convertirse en un automóvil de culto después de su irrupción cinematográfica.

El Plymouth Fury se comenzó a construir en 1956 y se dejó de fabricar en 1978, pasando por lo tanto por varias generaciones con sus correspondientes cambios estéticos y de motorización. La original, la protagonista de la película, se dejó de fabricar en 1959. Entre el Plymouth Fury real y el de la ficción existen dos diferencias importantes. En el libro Stephen King lo describió de color rojo y con cuatro puertas. Lo del color se mantuvo aunque hasta 1958 el único color disponible era blanco con acabados de aluminio dorado. Sin embargo no fue posible mantener en la producción cinematográfica las cuatro puertas ya que la carrocería del coche del 58 era del tipo cupé con dos puertas.

Por cierto para filmar la película se compraron 23 automóviles, siendo usados 16 para la filmación, acabando sus días destrozados muchos de ellos. Esto indignó a los amantes de este modelo ya que eran muy pocas las unidades disponibles, en total se llegaron a fabricar unas 5.000 unidades en 1958.

La primera generación del Fury montaba un motor V8 con doble carburador de 5,2 litros que desarrollaba una potencia de 240 CV en el modelo del 56. Potencia que fue elevada a 290 CV en los modelos del 57 y 58. Asimismo existía la posibilidad de otra motorización de 5,7 litros y 305 CV para los modelos de esos dos últimos años. Los americanos no se andaban con remilgos a la hora de motorizaciones y potencia.

En 1959 se introdujo el Sport Fury como tope de gama y también la carrocería de cuatro puertas, incluyendo la versión familiar, y un modelo convertible. Como es lógico también llegaron más motorizaciones.

Posteriormente llegaron más cambios en el modelo, hasta un total de seis generaciones del mismo, con importantes modificaciones en la carrocería y los motores, perdiendo las características aletas traseras a principios de los años 60. Unos cambios que vulgarizaron el diseño del Fury original camino de unos años 70, que en cuanto al diseño de la mayoría de los coches americanos, poco tenía que ver con los modelos de los años 50 y 60, la época dorada del automóvil en los Estados Unidos.

Finalmente en 1978 se llegó al fin de la producción de este mítico modelo. De todos ellos el Fury del 58 es el que pasó a la historia inmortalizado por el cine. Seguro que todos los amantes de los coches imaginamos más de una vez a nuestro automóvil como un ser dotado de vida. Después de ver Christine, muchos se arrepintieron de esos pensamientos.