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Alpine A110, pura pasión

Muchos coches nos gustan por su línea, por sus prestaciones o por su tecnología. Por alguno de estos motivos, o cualquiera otro que se nos ocurra, nos atraen, pero sin ir más allá. Sin embargo el Alpine A110 es un coche que supera esos límites, llegándonos mucho más adentro, se puede decir que nos enamora. Se trata de un vehículo que irradia un magnetismo especial que a muchos amantes de los automóviles nos enganchó para siempre.

El A110 nació en el seno de Alpine, una pequeña fábrica francesa que producía vehículos deportivos sobre la base de vehículos Renault. Así nacieron el A106 y el A108, el primero de ellos estaba basado en el Renault 4CV y el segundo en el Renault Dauphine. Pequeños deportivos que Jean Rédélé, el creador de Alpine, hacía competir con notable éxito en carreras disputadas en los Alpes, de ahí su nombre.

Tras el éxito de estos dos primeros vehículos, Alpine presentó en 1962 el A110, una evolución del A108 sobre la base del Renault 8. Se construyeron dos tipos de carrocería, primero la “berlinetta” y después el modelo descapotable. La “berlinetta” es un coche que atrae los sentidos, sin dejar indiferente al observador. Es muy bajito, literalmente va pegado al suelo, con una altura de tan sólo 113 cm, y su línea tremendamente deportiva y atemporal lo convierten en un deportivo que transmite potencia, agresividad y agilidad. Es una delicia admirarlo. La carrocería es de fibra de vidrio y el chasis de acero tubular, lo que hace del A110 un coche extremadamente ligero, lo que le permite exprimir toda la potencia de sus motores.

A lo largo de su vida, se dejó de construir en 1978, fue equipado con varias motorizaciones, todas ellas mejoradas con respecto al original. Lo que nunca cambió fue el motor y la transmisión trasera. En un primer momento utilizaba el propulsor de 956 cc y 55 CV procedente del Renault 8. Poco a poco se le fueron añadiendo motores más potentes como el 1.1 del R8 y 95 CV, el 1.3 del R8 Gordini y 120 CV, el 1.6 del R16 TS y 138 CV o el 1.6 del R17 TS y 140 CV, entre otros varios. Así surgieron las versiones A110 1100, A 110 1300 y A110 1600S. Distintas versiones que tuvieron su culmen en el Alpine A110 1600S. Un deportivo que alcanza los 200 km/h y que en las reviradas carreteras de montaña se comporta como un titán, con una estabilidad impresionante y una agilidad descomunal que lo hacen volar pegado como una lapa al asfalto, convirtiendo su conducción en un auténtica delicia.

Las principales características técnicas del A110 1600S son las siguientes:

  • Cilindrada: 1563 cc
  • Potencia: 140 CV a 6000 rpm
  • Transmisión: Trasera de cinco velocidades
  • Dirección: Cremallera
  • Suspensión: Independiente
  • Frenos: Traseros y delanteros de disco
  • Peso: 620 kg
  • Velocidad máxima: 205 km/h
  • Aceleración 0-100 km/h: 6,3 segundos
  • 1000 metros en salida parada: 29,6 segundos

En España FASA-Renault también construyó el Alpine. Lo hizo desde 1967 a 1978 saliendo de su fábrica de Valladolid tres versiones distintas con motores de 1100, 1300 y 1400 cc.

En total se fabricaron unas 10.000 unidades de este vehículo (casi 2.000 en España) que hacen de él ahora una pieza muy codiciada por los coleccionistas y los amantes de los coches clásicos, quizás todavía puedas encontrar uno en webs como cochesdeocasion.com

Estas características fueron aprovechadas para lograr multitud de victorias en rallyes. Se puede decir que el Alpine A110 nació para ellos. A principios de los años 70 fue el rey de la especialidad. En el recién creado Campeonato Internacional de Constructores logró importantes triunfos y el campeonato de 1971 con la versión 1600S. Y en el Campeonato Mundial de Rallyes (WRC) creado en 1973 tuvo el honor de ser el primer coche ganador de una prueba de este certamen pilotado por Jean-Claude Andruet, al imponerse en el Rally de Montecarlo, copando el podio otros dos Alpine. Se impusieron en este primer Mundial de Constructores al ganar 6 de las pruebas con la versión 1800S.

Sólo la llegada del Lancia Stratos HF, un coche creado específicamente para los rallyes acabó con su dominio, pero no con su leyenda. Desgraciadamente sus sustitutos (Alpine A310, GTA y A610) nunca llegaron a alcanzar la fama y el prestigio del A110, una auténtica joya de la automoción.

El mítico Alpinche de Reverter

Y no puedo acabar este artículo sin hablar del Alpinche. Un invento de un paisano mío, el gran Estanislao Reverter, que consistió básicamente en acoplar un potentísimo motor Porsche de 210 CV a un Alpine. Reverter lo bautizó como REALPOR (Reverter + Alpine + Porsche), pero la afición prefirió llamarlo Alpinche y con ese nombre se quedó. La mezcla, como era de esperar, fue explosiva. El Alpinche color naranja de la Escudería Ourense levantaba expectación allá a donde iba, logrando varios triunfos importantes como el Rally Rías Baixas (1972 y 1973), el Rally de Asturias (1972) y el Criterium Luís de Baviera (1972 y primer triunfo del Alpinche).

El Alpinche llegó a su fin en el Rally Sherry de 1975 cuando pilotado por Beny Fernández acabó contra un talud. Hoy una estatua en el céntrico Parque de San Lázaro de la capital ourensana rinde homenaje a Reverter, su compañero Colemán y su emblemático Alpinche.