Los riesgos para unas bolsas en plena "transición" hacia un contexto más volátil

Las próximas semanas serán clave para determinar el devenir de los mercados

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Un inversor de renta variable.

2022 ha empezado con una alta volatilidad. La situación a nivel sanitaria, macroeconómica y geopolítica ha propiciado este comienzo de año. A la expansión de Ómicron, con un gran número de contagios en todo el mundo, y las altas tasas de inflación, se le ha sumado la crisis en Ucrania. Los inversores miran con atención el comportamiento del mercado ante estos sucesos, que pueden cambiar el paradigma vivido hasta ahora.

"Creemos que nuestras nuevas realidades económicas están en transición y cambiarán permanentemente. El nuevo entorno estará marcado por una mayor volatilidad en los datos económicos. La gran moderación está llegando a su fin", sostienen desde Credit Suisse, cuyos expertos creen que es probable que vuelvan los ciclos de auge y caída.

Asimismo, afirman que las tasas de inflación se mantendrán más altas respecto a los niveles anteriores a la pandemia, lo que hará que las finanzas de los gobiernos estén tensionadas y se limite la flexibilidad fiscal. "Todo ello debería dar lugar a mercados volátiles de vez en cuando, pero dado el fuerte crecimiento económico, los mercados de renta variable en particular deberían seguir teniendo potencial alcista, aunque no a los mismos niveles de los últimos dos años", argumentan. Es por ello que las últimas ventas del mercado deben interpretarse en este contexto, ya que están impulsadas por los factores de la gran transición. Este entorno del mercado, según estos expertos, no es más que la confirmación de esta tesis que sostienen.

Es por ello que ahora se mantienen neutrales en cuanto a la renta variable, aunque están preparados "para tomar cualquier lado de este mercado a medida que los datos estén disponibles". Eso sí, avisan que "las próximas semanas serán críticas para el resto de este año de la gran transición". Este cambio de estrategia se produjo en diciembre, debido a los bruscos movimientos del mercado, ya que anticipaban el inicio de año que hemos vivido.

"Tras nuestros ajustes a finales de diciembre, hemos mantenido la asignación a la renta variable en pesos estratégicos y estamos infraponderados en renta fija, sobre todo por nuestra opinión de que las perspectivas de rentabilidad de la deuda pública son difíciles", argumentan.

EL GIRO DE LA FED

Entre los riesgos que están contribuyendo a este comportamiento destacan, además de la pandemia de coronavirus, la política monetaria y la situación geopolítica.

Respecto al primero, la elevada inflación y la rigidez del mercado laboral han provocado que la Reserva Federal (Fed) haya girado su política hacia un tono más duro. De hecho, en el último Comité de Mercado Abierto (FOMC, por sus siglas en inglés), los funcionarios confirmaron que subirán los tipos de interés una vez finalice el programa de compra de activos a principios de marzo, algo que fue bien recibido en un principio por el mercado. Sin embargo, el tono de Jerome Powell, presidente del organismo, en la rueda de prensa posterior al cónclave ha sido lo que no sentó bien a la renta variable. "Hay mucho espacio para subir tipos sin afectar al mercado laboral", afirmó, a la vez que anunció que la Fed comenzará a reducir su balance más rápido que en anteriores ocasiones porque las condiciones financieras son muy diferentes.

Mientras toda la política de la Reserva Federal se centra en la contención de la inflación, los inversores se han refugiado en los bonos, por lo que sus rendimientos han aumentado a la par que ha caído la renta variable.

"Otra consecuencia de este impacto negativo en el mercado ha sido la rotación de los segmentos de crecimiento en los mercados de renta variable, incluidos los valores informáticos, que han caído de forma especialmente acusada", señala Credit Suisse en su informe. Estos títulos son más sensibles a los movimientos de los tipos de interés y tienden a beneficiarse de los periodos en los que hay una política monetaria flexible y una amplia liquidez, un entorno que, precisamente, "estamos dejando atrás".

LAS CONSECUENCIAS DE UCRANIA EN LOS MERCADOS

Por otro lado, el conflicto con Ucrania puede tener una derivada en las bolsas importante. La creciente tensión en la frontera, con la acumulación de tropas rusas mientras Washington moviliza 8.500 efectivos para contrarrestar un posible ataque, deja tres posibles escenarios para la renta variable: la solución diplomática, que desescala la fuerza militar; la invasión del este de Ucrania parte de Rusia y la ocupación completa del país.

"En esta fase de tensiones geopolíticas, creemos que los inversores no deberían descartar el riesgo de una nueva escalada militar, incluso si finalmente se alcanza un compromiso pacífico. Los ataques menores, las operaciones furtivas con fuerzas especiales o en el ciberespacio, así como una mayor acumulación de fuerzas militares a ambos lados de la frontera ucraniana inquietarían a los mercados financieros", argumentan.

Si la escalada va a más, estos analistas estiman que habrá una importante venta de activos rusos y ucranianos, por lo que tienen una opinión prudente al respecto, incluido el rublo ruso. A nivel europeo, también es probable que este aumento de la tensión se traslade a los mercados de forma negativa. Entre todos los sectores, el más crítico es el de la energía porque el posible racionamiento de la misma "empeoraría aún más el panorama de la inflación y repercutiría negativamente en el crecimiento, ya que las economías mundiales luchan por salir de la ola de Ómicron".

Sin embargo, Japón y Estados Unidos no serán vulnerables a la evolución de los acontecimientos en el este de Europa. "La trayectoria de la inflación y la política monetaria, además de las perspectivas de crecimiento y beneficios, serán los factores clave para determinar el rumbo de los mercados".

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