Lazard AM: "En 2024 habrá oportunidades para quienes reconozcan el cambio de escenario"

Desde la gestora destacan que "las perspectivas no son halagüeñas, pero tampoco sombrías"

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2023 viene definido por el rápido y agresivo endurecimiento monetario llevado a cabo por los bancos centrales en su lucha contra la inflación. 2024 será el año en el que los efectos de esas subidas de tipos se trasladen a la economía, por lo que la incertidumbre en torno a las perspectivas de crecimiento es máxima. ¿Qué esperar de los próximos doce meses?

"Las perspectivas no son halagüeñas, pero tampoco sombrías", destaca Ronald Temple, jefe de estrategia de mercado de Lazard.

El riesgo de recesión sigue siendo pronunciado en medio de un panorama económico cambiante. Aunque desde la gestora confían en que a medida que las economías se recalibren en un entorno de tipos de interés más altos, el crecimiento se normalizará.

No obstante, advierten que no se volverá a tipos cero e inflación persistentemente baja, por lo que las empresas y los inversores tendrán que adaptarse a un nuevo entorno operativo "en el que el análisis fundamental recobrará importancia después de años de tipos reales negativos que llevaron a que los supuestos macroeconómicos prevalecieran sobre los factores específicos de las empresas".

"Las inflexiones estructurales económicas y geopolíticas son inquietantes, pero también pueden crear oportunidades para quienes reconozcan los cambios del panorama y se preparen para el nuevo escenario. El año 2024 podría presentar precisamente esta oportunidad", comenta Temple.

CRECIMIENTO MUNDIAL MODERADO

A pesar de que la inflación sigue siendo elevada, la Reserva Federal (Fed), el Banco Central Europeo (BCE) y el Banco de Inglaterra (BoE) han finalizado sus ciclos de subidas de tipos.

Con todo, "la batalla contra la inflación no está ganada, pero las tornas han cambiado a favor de los bancos centrales. El coste de esta victoria ha sido la desaceleración económica", afirma el estratega.

Las previsiones de crecimiento mundial para 2024 son moderadas, ya que los países se enfrentan a tipos de interés más altos, una menor flexibilidad fiscal y la fragmentación del comercio.

La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), por ejemplo, en sus últimas perspectivas económicas proyecta un crecimiento del PIB mundial del 2,9% en 2023, seguido de una leve desaceleración al 2,7% en 2024 y una ligera mejora al 3,0% en 2025.

Asimismo, es probable que los conflictos y tensiones geopolíticos en curso depriman aún más el crecimiento, al tiempo que aumentan las presiones inflacionistas que escapan al control de los bancos centrales.

"La buena noticia es que una desinflación sostenida debería permitir a la Fed contemplar la reducción de los tipos de interés oficiales ya en el segundo trimestre de 2024", añaden desde Lazard AM.

EEUU ENCARA 2024 EN UNA BUENA POSICIÓN

Con la desinflación bien encaminada, EEUU entra en 2024 en una buena posición. Si el mercado laboral continúa su trayectoria actual, el IPC subyacente podría alcanzar el 2% en la segunda mitad del año, lo que permitiría a la Fed recortar los tipos en previsión de lograr un 'aterrizaje suave'.

Además, 2024 podría representar un punto de inflexión económico si la política industrial de la administración Biden consigue crear industrias competitivas basadas en la exportación. "Se espera que tres leyes aprobadas desde 2021 contribuyan al crecimiento de la productividad a lo largo de varios años, a medida que los incentivos públicos estimulen la inversión del sector privado", explica Temple.

Sin embargo, existen riesgos a la baja como el acceso al crédito, que podría verse cada vez más limitado, y un probable aumento de la volatilidad política de cara a las elecciones de noviembre de 2024, "ya que penden de un hilo la ayuda a Ucrania, la previsibilidad de la política exterior y el estado de derecho", agrega el experto.

AUMENTA EL RIESGO DE RECESIÓN EN LA ZONA EURO

A diferencia de EEUU, la probabilidad de recesión en la zona euro en los próximos 12 a 18 meses se sitúa en torno al 50%. Además, la confianza de los consumidores se está viendo resentida y la guerra de Ucrania agrava los problemas financieros de la región, al ejercer presión sobre la producción industrial.

A medida que aumenta el riesgo de recesión y se ralentiza la inflación, el BCE se mantendrá a la espera, permitiendo que las medidas ya adoptadas surtan efecto. "No habrá ningún recorte de tipos hasta el segundo semestre de 2024, ya que el mandato único de estabilidad de precios impide al BCE bajar los tipos para aumentar el empleo", matizan desde la gestora.

Otro riesgo en 2024 es político. El estancamiento económico, combinado con el aumento de la inmigración, impulsado por las guerras en las regiones vecinas, podría conducir a un creciente apoyo a los partidos políticos extremistas.

"Irónicamente, Europa puede necesitar más inmigrantes jóvenes cualificados precisamente en el momento en que aumenta el sentimiento antiinmigración", subraya Temple.

JAPÓN Y CHINA

En 2024, los mercados estarán atentos a la finalización formal del control de la curva de rendimientos (YCC) y, a partir de entonces, la atención se centrará en el momento en que el Banco de Japón (BoJ) ponga fin a su política de tipos de interés negativos (NIRP).

Esta decisión dependerá en gran medida de la evaluación del BoJ sobre la sostenibilidad de la inflación, que está supeditada al crecimiento continuo de los salarios.

"La alternativa de mantener una política monetaria excesivamente flexible podría significar un mayor debilitamiento del yen, lo que importaría más inflación a Japón y, en última instancia, exigiría una respuesta. El BoJ tiene ante sí un serio reto", indican en la firma de Nueva Orleans.

En cuanto a China, el sentimiento de ha vuelto demasiado negativo en medio de los crecientes problemas del sector inmobiliario y las recientes medidas de estímulo. Del mismo modo, hay señales de que la confianza del consumidor y el gasto están tocando fondo, lo que sugiere una próxima mejora.

Otro aspecto positivo es que China se ha posicionado como productor de bajo coste en los sectores de alto crecimiento de la economía mundial (vehículos eléctricos, renovables...), asegurándose probablemente un crecimiento adicional en los próximos años.

"Uno de los mayores problemas de China a largo plazo es que se centra demasiado en la inversión y no lo suficiente en el consumo interno. Hay algunos indicios de que esto está cambiando, pero el modelo fundamental que ha llevado al éxito desde los años 90 del siglo XX se está agotando", comenta el analista de Lazard AM.

RIESGOS GEOPOLÍTCOS

La geopolítica seguirá marcando 2024. La guerra entre Rusia y Ucrania ya ha demostrado que puede perturbar los mercados mundiales, y podría prolongarse hasta bien entrado 2024. En el enfrentamiento entre Israel y Hamás, el mayor riesgo sería la implicación de Irán, lo que desembocaría en un conflicto regional con un grave impacto económico y militar a escala mundial.

Si bien las tensiones geopolíticas con mayores consecuencias económicas están relacionadas con China. La fricción entre China y Occidente tiene múltiples facetas, con Taiwán como punto focal a corto plazo.

"Por ello, el mundo observará atentamente los resultados de las elecciones taiwanesas de febrero para saber si la situación puede agravarse o tomar un rumbo más benigno", concluye Temple.

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