El nuevo impuesto a los ricos que propone Unidas Podemos tiene visos de acabar siendo un fiasco de recaudación, además de que, según los expertos del sector de la banca privada, el esfuerzo recaudatorio recaerá en “los de siempre, los más pequeños”. El actual impuesto de patrimonio sirve de espejo. El daño colateral más inmediato es que podrían perderse unos 8.000 millones de euros que buscarán cobijo fuera de España.
La formación morada ve posible recaudar unos 11.000 millones, el 1% del PIB, con un nuevo impuesto de entre el 2% y el 3,5% a los grandes patrimonios que superen el millón de euros, el cual sustituiría al actual impuesto de patrimonio y las administraciones autonómicas no podrían así bonificarlo. Pero lo cierto es que el impuesto de patrimonio que hoy se recauda es muy escaso ante la gran magnitud de lo que debería, y todo porque las grandes fortunas de verdad utilizan estructuras fiscales complejas para minimizar su carga, y los bancos privados temen que ocurrirá lo mismo con la nueva ‘tasa Covid’.
Según la Agencia Tributaria, en 2017 el impuesto de patrimonio recaudó casi 1.112 millones de 175.418 declarantes. Pero la distribución de los que pagaron fue muy desigual. Algo más del 74% del impuesto, por número de declarantes, se recaudó entre los españoles que tienen 300.000 euros y 1,5 millones de euros. Por importe, sin embargo, un 51,3% recayó entre los que tienen 1,5 y 6 millones de euros; un 22% llegó de los que están entre los 6 y los 30 millones y un 15,2% fue obtenido de los que tienen de 300.000 euros a 1,5 millones de euros.
A todo esto hay que sumar el famoso ‘dumping fiscal’. En 2008, se estableció un 100% de bonificación y se eliminó la obligación formal de presentar declaración por el impuesto sobre patrimonio, si bien en 2011 se restableció la obligación a declarar. En el caso de Madrid, tiene bonificado al 100% este impuesto, por lo que muchas grandes fortunas ya se han movido o hacen cola para pagar sus impuestos en la comunidad de la capital de España.
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Un reconocido asesor financiero de la Comunidad Valenciana califica de “anacrónico” e "injusto" el impuesto de patrimonio, porque “desincentiva el ahorro precisamente entre quienes más lo necesitan” y porque ese dinero "ya se paga en origen" a través del IRPF o del impuesto de sucesiones y donaciones (ISD), por lo que es "una doble imposición y, además, año tras año". Y tiene el mismo calificativo, o peor, para la nueva 'tasa Covid' de Unidas Podemos.
Según su experiencia, los clientes con uno o dos millones de patrimonio serán los que paguen “las consecuencias” de la nueva ‘tasa Covid’ que, previsiblemente, sustituirá al impuesto de patrimonio actual, como de hecho ya ocurre con este impuesto a tenor de los datos anteriores. Pero es que estos patrimonios “ni siquiera llegan a grandes fortunas, si acaso son pequeñas fortunas que se han labrado con mucho trabajo, alguna herencia de familiar directo que las complementa y mucho sacrificio del ahorro en el día a día”, argumenta.
"NO SON AMANCIO ORTEGA"
El prototipo de español con un millón de euros suele ser alguien que ha ahorrado en torno a los 300.000 euros, que habría recibido unos 500.000 euros de herencia en término medio y el resto es fruto de la inversión en acciones, bonos, fondos, seguros, planes de pensiones o pisos, según diversos banqueros privados consultados. Normalmente, suelen ser ejecutivos de rango medio que siguen en activo, algún pequeño empresario industrial o profesionales liberales como médicos, abogados o arquitectos. “No tienen recursos suficientes como para hacer ingeniería fiscal y montarse otro tipo de estructura. No son Amancio Ortega, como la opinión pública se piensa; Amancio lo tiene todo bien atado, ellos no”, recalca el asesor anterior.
Diferentes fuentes del sector de la banca privada estiman que la nueva ‘tasa Covid’ duplicaría lo recaudado por el impuesto de patrimonio, por encima de los 2.000 millones o, en el mejor de los casos, la cifra se elevaría a más de 3.000 millones, pero en ningún caso cumpliría el ambicioso objetivo de los morados. Lo que sí hay un gran peligro de que ocurra, ponen sobre aviso, es que por el camino se pierdan 8.000 millones, cuyo destino serán plazas europeas como Suiza, Luxemburgo, Alemania, Andorra o, incluso, Portugal, el nuevo puerto seguro de los pudientes españoles.
