Bonos catástrofe al 8%, la inesperada vacuna anti Covid-19 que protege a los inversores

Gestores como Diaphanum se proponen tener hasta un 4% de 'cat bonds' para descorrelacionarse

  • Las plusvalías en la renta fija pueden ser "importantes" tras el reciente aumento de 'spreads'
huracanlorenzo
Faro en un puerto del Atlántico durante el huracán Lorenzo (2019)

Quién lo iba a decir, pero la mejor vacuna (financiera) anti Covid-19 pueden ser los bonos catástrofe. Estos bonos, 100% colateralizados cuyo cupón y devolución del principal depende de que no ocurra un desastre natural de una tipología y magnitud concretas y predefinidas, ofrecen en la actualidad cupones de entre el 7% y el 8%, y hay bancos privados que ya los están introduciendo en las carteras de sus clientes a través de fondos.

Uno de ellos es Diaphanum, que los utiliza como herramienta para descorrelacionarse con los mercados. En su cartera de perfil equilibrado, se ha puesto como objetivo llegar hasta un 4% de exposición en estos bonos, aunque lo hará de forma escalonada. Ahora tiene por debajo del 2% y, previsiblemente, en 2021 llegue hasta el máximo que se ha autoimpuesto.

Estos bonos se comenzaron a emitir a medidos de los años 90, después del huracán Andrew (1992), considerado uno de los fenómenos naturales más desastrosos de la historia de Estados Unidos. El paso de este temporal dejó tras de sí pérdidas económicas de más de 26.000 millones de dólares y provocó la bancarrota de algunas aseguradoras. La rentabilidad de los bonos catástrofe no depende de la evolución de los tipos de interés ni de la solvencia de las compañías, solo de que no se produzcan catástrofes naturales, como huracanes, terremotos o inundaciones. A favor, tienen una baja volatilidad y sus vencimientos son solamente de medio plazo, entre tres y cinco años. Las compañías aseguradoras los emiten porque así trasladan al mercado una parte de su riesgo, y los suelen comprar fondos de inversión, planes de pensiones o ‘hedge funds’.

“Durante desastres como el huracán Katrina (2005), los bonos catástrofe suelen tener caídas del 10% en promedio, pero luego recuperan muy rápido”, explica Javier Riaño, miembro del equipo de inversión de Diaphanum. Para minimizar su riesgo en cartera, el experto aconseja tener muchos de estos bonos diversificados por tipologías y áreas geográficas, lo que en la práctica significa comprar un fondo de inversión especializado en ‘cat bonds’. La firma pone como referencia el fondo GAM Star Cat Bond, que sube un 2,9% en el año en su clase institucional en dólares y cae solo un -0,6% si se trata de su clase en euros. No obstante, otras gestoras como AXA, Schroders o Lombard Odier también tienen fondos con este activo.

“Hemos hecho la primera entrada en un activo realmente descorrelacionado con el mercado”, indica Riaño. Mirando con perspectiva histórica, los grandes desastres naturales ocurren cada mucho tiempo, pero cuando suceden, su efecto económico sobre el país o la región es devastador. Sin embargo, ahora “la gente está pagando primas muy elevadas por catástrofes provocadas por el cambio climático”, que se están dando cada menos tiempo, aunque no el suficiente como para que estos bonos no le salgan rentables a los inversores.

UN OASIS EN LA RENTA FIJA

La firma ha presentado una actualización de su estrategia de inversión para 2020, la cual se ha visto obligada a modificar por el impacto del brote de coronavirus. El equipo de Inversiones, dirigido por Miguel Ángel García, ha hecho varios movimientos significativos en los dos últimos meses y medio: ha salido de la bolsa española para comprar acciones de empresas “de calidad” en Wall Street, al tiempo que ha aumentado su exposición a bonos privados ‘investment grade’ y ‘high yield’ a costa de sacrificar parte de la liquidez -todavía en niveles altos- y de vender fondos alternativos.

“Teníamos muchos alternativos líquidos en las carteras para suplir la falta de tipos en la renta fija, pero al aumentar los diferenciales con la crisis, hemos rotado a bonos corporativos”. Además, puntualiza el director de Inversiones de Diaphanum, “estos alternativos han funcionado muy direccionales en los momentos de estrés y han tenido una volatilidad muy alta”, por lo que “tendremos que revisarlos”, avanza.

Tras colapsar el mercado, la renta fija ha dejado rentabilidades “muy atractivas”, si bien es cierto que sobrevuela un gran peligro de fuertes devaluaciones de rating, desde el grado de inversión al nivel ‘basura’. Sin embargo, los expertos de Diaphanum guardan la calma y confían en su trasvase. “Con estos ‘spreads’, se descuenta que van a producirse muchos impagos. Pero las medidas de los bancos centrales y los gobiernos son propias de la postguerra, son unas medidas desconocidas, y van destinadas a salvar al tejido empresarial. Puede haber grandes rebajas de rating, pero no habrá quiebras masivas de empresas”, prevé García, esperanzado en que “estos diferenciales volverán a sus medias históricas, por lo que las plusvalías en la renta fija pueden ser importantes”. Un oasis dentro del entorno de tipos cero o negativos que reinaba en los bonos antes de la pandemia.

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