Bolsamania

El Tato Nano, una nueva estrategia de mercado

 Tato Nano

Desde su presentación a bombo y platillo, el Tata Nano era visto con cierto interés por el conjunto de los fabricantes de coches. La apuesta de Tata Motors de lanzar un vehículo a un precio de 2500 dólares no parece haber sido alcanzado.

A la manera del Smart Fortwo, de hace 15 años, el Nano tiene problemas para despegar. Desde su lanzamiento, sólo se han vendido 229.157 coches, y en marzo de 2013, las ventas cayeron un 86% con relación al mismo mes en 2012. Por lo tanto, se impone tomar una serie de decisiones.

Tata no va a matar a su Nano, puesto que está convencido de que se trata de un buen concept a largo plazo. El director general de la marca india ha anunciado su intención de ampliar la gama con un modelo de dos puertas, un motor diesel y una transmisión automática.

La versión export podría volver a recuperar su puesto en la escena por un precio de 5000 euros. Estaría propulsada por un motor 1,0 l de 3 cilindros de 55 caballos. Incluso se habla de una versión mucho más sencilla.

Además, Tata debe afrontar una competencia dura, que se parece mucho a lo que ocurrió en Inglaterra en los años 1930. En aquella época, la marca inglesa Morris lanzó su 8 en 1928. Este modelo estaba destinado a ser la respuesta al Austin 7 contemporáneo. Salvo que las ventas eran inferiores a su rival de siempre. Entonces, Morris decidió cruzar la frontera.

En 1934, una versión simple se presentó por un precio de 120 Libras, mientras que su rival, tenía un precio de 140. El precio bajó hasta las 110 Libras, y luego a 100, y la gama fue completamente revisada para dejar de ofrecer un vehículo popular único para la masa, sino una verdadera gama de coches para una clientela variada.

Incluso se lanzó una versión de lujo, pero bajo otro sello. El Morris 8 fue más tarde superado por el Ford Y, lanzado en 1935, y que revolucionó el sector.

Para Tata, la historia se repite. Lanzar un vehículo popular específico, en un país en el que la guerra de los precios está que arde en el segmento de los urbanos, es una apuesta arriesgada.

Foto – Arpem