Bolsamania

El Renault 4 del Papa Francisco

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El Papa de Roma no solo se desplaza en el famoso Papamóvil. Al menos no el actual pontífice, Francisco I, que desde hace algunos días dispone para desplazarse por la Ciudad del Vaticano de un coche de segunda mano de 1984 y con 300.000 kilómetros: un Renault 4, el clásico «cuatro latas». De color blanco, claro.

Se trata de un regalo personal del padre Renzo Roca, un sacerdote de 70 años de Santa Lucía de Pescantina (Verona) que desde bien joven compagina su vocación religiosa con su pasión por los coches. Roca, que debido a su avanzada edad cada vez conduce menos, decidió darle su coche al Papa «para que pueda conducirlo un poquito dentro del Vaticano».

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Según han explicado desde la Santa Sede, al anciano cura se le ocurrió la idea después de que Francisco I pidiera a los sacerdotes que se abstuvieran de conducir coches caros para ahorrar y destinar ese dinero a los más necesitados. Así que Roca, pensando que no le iban a dar mucho por aquel viejo coche, prefirió donarlo a su jefe. Él mismo se lo llevó a Roma.

Se da la circunstancia de que, años atrás, el Papa Francisco conducía un coche del mismo modelo en Argentina. Un ejemplo de austeridad de este papa que parece romper moldes con los hábitos de sus predecesores. No solo era usuario habitual del  metro de Buenos Aires (el subte) sino que hasta la fecha se ha inclinado por automóviles sencillos y económicos para sus actos solemnes (la noche de su elección cambió la limusina papal por un minibús) y sus viajes (en Brasil recorrió las calles de Río de Janeiro en un pequeño Fiat).

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El papa alabó las virtudes de este viejo y resistente modelo, asegurando a la prensa que nunca le dejó tirado. Incluso se atrevió a conducirlo un poco, con el padre Roca de copiloto y bajo la mirada desconfiada de la Guardia Suiza, sin salir del patio, se entiende, porque tal vez el Vaticano esté más cerca del Cielo, pero todo el mundo sabe que el tráfico de Roma es un auténtico infierno.

Fotos – Clarín