Las principales ventajas e inconvenientes de invertir en fondos cotizados

Los ETF ofrecen diversificación, transparencia y liquidez a los ahorradores

etf portada pizarra

Uno de los instrumentos de inversión que más popularidad ha ganado en los últimos años son los fondos cotizados, denominados ETF por sus siglas en inglés (Exchange Trade Fund). Estos productos financieros cuentan con la gran ventaja de que, pese a ser fondos de inversión colectiva, pueden venderse y comprarse en bolsa como si fueran acciones.

Sin embargo, a diferencia de las acciones, los ETF, como decimos, son fondos de inversión y, como tales, están formados por cestas de productos o, mejor dicho, por réplicas de las mismas. Es decir, la mayoría de los ETF son de gestión de pasiva y tienden a copiar índices de bolsa completos, sectores o países.

PRINCIPALES VENTAJAS

Según destacan los analistas de Renta 4, los fondos cotizados disfrutan de las siguientes ventajas:

- Sencillez: con un solo clic, se puede replicar el comportamiento de un índice.

- Transparencia: los fondos cotizados se basan en índices con una composición conocida y su comisión de gestión también es pública.

- Liquidez: son igual de líquidos que los índices subyacentes.

- Diversificación: proporcionan una exposición inmediata a todos los componentes del índice. Asimismo, existen fondos cotizados que replican un amplio abanico de tipos de activos, desde renta variable, bonos, materias primas, inversiones temáticas…

- Flexibilidad: cotizan en los mercados bursátiles y pueden negociarse a cualquier hora. Asimismo, incluyen la posibilidad de operar con órdenes limitadas o ‘stop-loss’.

- Eficiencia en costes: con un solo ETF se logra una diversificación inmediata a todos los valores de un índice, por lo que se reduce el coste de diversificación.

Sobre este último punto, cabe reseñar que los fondos cotizados, al ser de gestión pasiva, tienen asociados unos gastos y comisiones menores que los de un fondo de inversión tradicional y que otros productos de gestión activa.

Todas estas características han colocado a los ETF en una posición privilegiada en el panorama inversor. Así, según datos de la consultora independiente ETFGI, las entradas netas de dinero a escala mundial en productos cotizados rozó los 90.000 millones de dólares en el pasado mes de septiembre, hasta un récord de 924.180 millones de dólares desde comienzos de año.

LA FISCALIDAD, SU PRINCIPAL DESVENTAJA

Como desventajas, cabe señalar que los ETF tienen un tratamiento fiscal análogo al de una acción. De esta forma, no tienen retención en el momento de la venta, pero, a diferencia de los fondos de inversión, no permiten realizar traspasos con diferimiento fiscal.

Es decir, si un inversor está interesado en cambiar de un ETF a otro, debe vender las participaciones del primero y adquirir las del segundo en el mercado, tributando los importes de la operación como ganancias o pérdidas patrimoniales, haciendo frente así al denominado ‘peaje fiscal’. Por el contrario, en los fondos de inversión tradicionales, los traspasos están exentos de tributación.

Además, otro inconveniente de los ETF estriba en los importes de compra. Suele ser aconsejable invertir una cantidad elevada para reducir el impacto de posibles costes de brokeraje, gastos custodia y la horquilla.

Igualmente, otra de las limitaciones para los inversores minoristas es la de no poder adquirir ETF estadounidenses y canadienses, que figuran entre los más líquidos y baratos del mercado, por la normativa europea Mifid II, salvo que el bróker redacte un folleto KID con información básica del producto.

SELECCIONAR EL ETF ADECUADO

Finalmente, cabe reseñar que, dada la extensa variedad de fondos cotizados en el mercado, a la hora de elegir uno de ellos debemos tener en cuenta el tipo de activo (renta fija, renta variable…), el subtipo (deuda pública, deuda corporativa, acciones…), el área geográfica (Europa, Estados Unidos, Japón…), el índice subyacente (Eurostoxx 50, S&P500…) y la divisa de cotización (euro, dólar…).

Noticias Relacionadas
contador