Bolsamania

Nuevos y absurdos motivos por los que nos pueden multar al volante

Parece que todo vale a la hora de recaudar. La Dirección General de Tráfico ha ampliado este año el abanico de motivos por los que nos puede caer una multa. Algunos de estos motivos son lógicos, sin embargo otros en cambio son bastante rebuscados y, aunque probablemente nunca nos encontraremos con un agente de tráfico dispuesto a aplicarlo con extrema rigurosidad, la ley lo contempla. Allá van algunos ejemplos, no digas que no te hemos avisado:

Conducir con tacones

Sabíamos que podíamos ser multados por conducir descalzos o con chanclas, pero ahora hay que añadir también los tacones. Según la DGT, éstos pueden limitar la capacidad de reacción a la hora pisar los pedales, pudiendo provocar un accidente de forma involuntaria. La sanción es de 200 euros, así que vale la pena cambiarse de zapatos antes de ponerse al volante.

Llevar las escobillas del limpiaparabrisas gastadas

Como dice el refrán: «sólo nos acordamos de Santa Bárbara cuando truena». Lo mismo nos sucede con las escobilllas del limpiaparabrisas: dejamos que el sol y la temperatura acaben con las gomas durante meses y el día que salimos con el coche y empieza a llover, nos damos cuenta de que ya no cumplen correctamente con su función.

Hasta ahora, esto no era más que una simple molestia, pero con la nueva ley es también motivo de sanción: nada menos que 80 euros. La razón: la mala visibilidad conlleva un grave riesgo para la seguridad vial.

No rascar el hielo del parabrisas

A los que no vivan en regiones de inviernos muy fríos o zonas de montaña esta nueva norma no les preocupará demasiado, aunque sí a todos los demás. Es verdad que da mucha pereza levantarse por la mañana y calzarse los guantes para rascar el hielo del parabrisas que se ha formado durante la noche. Pues bien: hay que hacerlo y hacerlo muy bien (no basta con abrir un agujero en el hielo frente al asiento del conductor), de lo contrario nos arriesgamos a multas de 200 euros.

¡Salpicar a los peatones!

Este es en nuestra opinión el mejor de todos: si llueve o ha llovido, no sólo hay que reducir la velocidad cuando conducimos para evitar patinazos, sino también para no salpicar a los peatones. Lo cierto es que a todos, que también somos peatones, nos ha pasado alguna vez y resulta de lo más molesto. Ahora, la «broma» le costará al conductor 600 euros. Para pensárselo.