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Mini Cooper Countryman S All4: nuevas generaciones

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Ya pueden los expertos del marketing de Mini perjurar las sensaciones gokart. El nuevo Mini sigue siendo más ágil que muchos de sus rivales pero ya no es tan rápido como antes. No obstante tiene otras muchas ventajas.

Mini ha realizado ajustes en su oferta. Modelos con poca suerte como el cupé o el roadster pero también el Paceman desaparecen de la oferta, el Countryman se queda. Una acción que no sorprende teniendo en cuenta las actuales tendencias suv y las cifras de ventas.

Desde el año 2010, cerca de 550.000 conductores se han decidido por el crossover. Éstas cifras se verán superadas con el nuevo modelo. Con esto, el nuevo Mini es una columna fundamental en el crecimiento de la empresa, se espera que el 2017 supere el año record 2016 con sus 360.000 unidades vendidas por todo el mundo.

Para satisfacer unas mayores exigencias debido al incremento de las ventas, el Mini se tiene que popularizar más. Con el chasis estándar de acero y las llantas de 18 pulgadas, la segunda generación de Mini no es perfecta, pero por todo lo alto amortigua mejor que su antecesor. La carrocería deportiva es crujiente, todas las alternativas se ofrecen con la amortiguación adaptativa (500 euros).

Da igual cómo esta configurada la carrocería, el empuje característico de un Cooper S se ha perdido en el Countryman a pesar de sus 192 caballos. Tampoco en el modo de conducción deportiva, el cambio automático de ocho marchas se esfuerza mediante muchos pasos de cambio en vano. Aparenta esfuerzo y poca deportividad.

Aquel que quiera encontrar mayores sensaciones dinámicas debería de esperar a la versión John Cooper Works que saldrá al mercado junto a una versión de híbrido enchufable en junio.