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Demasiada tecnología, ¿un peligro para el conductor?

A todos nos pasa. Es muy fácil distraerse momentáneamente mirando nuestro teléfono, la radio de nuestro automóvil o el sistema de navegación del coche cuando en realidad deberíamos haber estado con los ojos puestos en la carretera. Al volante, demasiada tecnología es un peligro para el conductor.

Eso es lo que aseguran ahora los expertos en seguridad. Los nuevos modelos vienen con un equipamiento tecnológico cada vez más sofisticado. Esa tecnología cada vez más compleja sobrecarga nuestros cerebros de información y posibilidades de entretenimiento, precisamente cuando deberíamos concentrarnos en conducir de modo seguro.

Estudios independientes han demostrado que incluso actividades como comer o hablar con un pasajero pueden distraer a los conductores lo suficiente como para afectar su capacidad de reconocer y responder a situaciones peligrosas.

En busca del equilibrio

¿Demasiada tecnología? En realidad, todo se reduce a lograr el equilibrio entre los aspectos positivos y negativos que trae la tecnología al mundo del automóvil. Gracias a ella, la conducción es más segura (navegador a bordo, avisos, control de crucero, frenado automático, manos libres…). Por otra parte, las posibilidades de distraerse por causa de la propia tecnología también son mayores.

Nadie quiere perder sus comodidades. Los estudios de mercado apuntan a que los conductores demandan grandes pantallas para el interior de sus coches. Sin embago, eso incrementa las posibilidades de distracción. Y merma la seguridad.

Es en esta tierra de nadie donde la conducción autónoma busca su hueco. Los avances de Tesla y sus promesas de futuro parecen dibujar un futuro luminoso, aunque todavía queda mucho camino por recorrer.

De momento habrá que conformarse con la tecnología que supuestamente debe ayudar a evitar que nos distraigamos mientras esperamos que ocurra la revolución autónoma, hay una que destaca sobre el resto: la activación de los comandos por voz. La solución definitiva para evitar que la mirada se desvía a las pantallas. El problema no es que haya demasiada tecnología, sino que podamos disponer de la que necesitamos de verdad.

Fotos – Pixabay