
"Aquellos que esperaban una baja 'tasa de transformación' de la plataforma electoral de Donald Trump en políticas pueden empezar a revisar su opinión después del anuncio de este fin de semana de aumento de aranceles a Canadá, México y China".
Es la visión de mercado de Gilles Moëc, economista jefe de AXA Investment Managers. "El impacto en los productos de estos tres países por sí solo elevaría el arancel promedio de EEUU en 6,4 puntos porcentuales, en comparación con un choque de 'solo' 2 puntos porcentuales durante la primera guerra comercial. Esto es muy significativo", explica.
"La 'elección de las víctimas' para esta primera salva de la 'guerra comercial 2.0' es interesante. Donald Trump optó por colocar el mayor impacto en dos países amigos, Canadá y México, con los que Estados Unidos está vinculado por un acuerdo de libre comercio, y cuya producción está estrechamente entrelazada en las cadenas de valor estadounidenses, con lo que tiene un importante efecto de retroalimentación en la economía estadounidense", añade Moëc.
"El impacto en China es menor -incluso si el 10% se suma a los ya muy altos niveles de aranceles aduaneros desde la primera guerra comercial, con un promedio del 19%- e inexistente por ahora en Europa. En nuestra opinión, el mensaje que esto podría enviar es triple", comenta.
"En primer lugar", Moëc afirma que "la magnitud del aumento indica a todos los socios comerciales que EE UU está dispuesto a sufrir repercusiones internas relativamente fuertes para lograr sus objetivos de reequilibrar su comercio y afirmar su estatus económico dominante. En pocas palabras, Trump va en serio".
En segundo lugar, la imposición de aranceles a Canadá y México "sugiere que nadie, independientemente de la estrechez de los vínculos políticos, económicos o de seguridad, debería sentirse seguro". Así, Trump ha dejado claro que "los intereses comerciales de EEUU están por encima de cualquier otra consideración de relaciones exteriores".
En tercer lugar, Moëc precisa que el arancel más moderado a China "puede sugerir que, como expresó en Davos, Trump realmente quiere alcanzar un acuerdo de paz sobre Ucrania y cuenta con la presión china sobre Rusia para llegar allí. Sin embargo, sospechamos que no dudará en golpear más duramente a China si esta maniobra fracasa".
REPERCUSIONES PARA EUROPA
En el caso de la Unión Europea, este experto considera que "la indulgencia de Trump puede parecer más sorprendente". Aunque añade que "esto podría reflejar simplemente una preocupación por la coherencia: la justificación de esta primera ronda de aranceles es el tráfico de fentanilo y la inmigración y en estos dos aspectos es difícil incriminar a Europa. Dada la insistencia de Donald Trump en cómo la UE ha 'maltratado' a Estados Unidos, es probable que el alivio europeo sea de corta duración". En este sentido, el dirigente ya ha avisado de que impondrá aranceles a la UE "pronto".
REPERCUSIONES PARA EL MERCADO
Además del menor crecimiento económico que provocará esta guerra arancelaria, tanco para Canadá y México como para EEUU, Moëc señala que "el efecto sobre la inflación estadounidense sería significativo: más del 0,5% de inflación adicional ya en 2025".
Y esto, según su valoración, "en un contexto en el que la Fed ya está preocupada por la resistencia de la inflación, los anuncios de este fin de semana son, para mí, los clavos en el ataúd de la continua reducción de los tipos oficiales en EEUU este año, con efectos indirectos en los tipos a largo plazo".
"En lo que respecta a la dinámica general del mercado", indica este experto, "los anuncios sobre los aranceles pueden anunciar el final del "Trump trade".
Porque "desde noviembre, el mercado ha adoptado en general una visión benévola de la Trumpnomics 2.0, sobreponderando sus aspectos positivos sobre el crecimiento estadounidense (desregulación en particular) e infraponderando sus aspectos negativos (aumento de la inflación, deriva presupuestaria)".
"Incluso si Europa y en parte China se salvan por el momento, los anuncios de este fin de semana deberían llevar a los inversores a revisar la polaridad de su lectura de las políticas estadounidenses", concluye Moëc.