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La situación en Oriente Medio es cada vez más complicada. Tras varios intentos de alto el fuego, que no han logrado prosperar, la guerra entre Israel y Hamás se recrudece día a día. A nivel humanitario, la cifra de palestinos muertos en la Franja de Gaza no cesa y desde el punto de vista económico y del mercado, la preocupación también va en aumento ante el temor a una escalada de la tensión en la región.

"La volatilidad de los mercados podría aumentar a corto plazo, pero hasta ahora el impacto en los mercados mundiales ha sido limitado", valoran Matthew Michael, director de inversiones, y Duncan Lamont, CFA, responsable de análisis estratégico de Schroders.

Desde una perspectiva puramente de mercado, el impacto potencial más inmediato es la subida de los precios del petróleo y del oro debido al riesgo de interrupción del suministro de crudo desde Oriente Próximo y a la búsqueda de activos refugio por parte de los inversores, como la posesión del metal dorado.

"Los precios del petróleo han subido este año, pero la subida tiene más que ver con que la producción estadounidense no ha aumentado como se esperaba, la OPEP ha prorrogado los recortes de producción al segundo semestre y la capacidad de refinería rusa se ha visto perturbada por los ataques con drones de Ucrania", matizan los expertos.

No obstante, parece haber un amplio consenso en que la desescalada será el resultado más probable, a pesar de que los ataques de Irán han sido mucho mayores de lo esperado, aunque la muerte del presidente del país, Ebrahim Raisi, en un accidente de helicóptero, podría aumentar aún más la inestabilidad en una zona ya de por sí 'al rojo vivo'.

Sobre todo, si como explica Neil Wilson, analista jefe de mercado en markets.com, "Teherán empieza a hablar de la posible implicación de Israel o Estados Unidos en las muertes". Algo que, por ahora, no ha sucedido.

La prima de riesgo en el mercado del petróleo, específicamente relacionada con las tensiones en Oriente Medio, es por tanto muy limitada por el momento. El precio actual está muy por debajo de los máximos de los años 70 y del anterior mercado alcista, tanto en términos nominales como ajustados a la inflación.

"Las bolsas suelen caer a corto plazo cuando aumenta el riesgo geopolítico, ya que los mercados reevalúan el riesgo. Los resultados del pasado no son una guía para el futuro, y cada situación es diferente, pero históricamente han empezado a recuperarse con fuerza en cuestión de meses. Mantener el rumbo en lugar de reaccionar precipitadamente ha dado buenos resultados", remarca Lamont.

En medio de esta calma tensa, el equipo de análisis económico de Schroders ha analizado el posible impacto económico de un conflicto más amplio y ha diseñado una serie de escenarios de riesgo concebidos para examinar el impacto de nuevos acontecimientos en torno a algunos de los supuestos subyacentes en sus previsiones económicas de referencia.

Uno de estos escenarios es la "guerra de Oriente Medio", que supone que los enfrentamientos localizados en Israel se extienden por toda la región y arrastran a las naciones occidentales al conflicto. "En este escenario, se supone que la guerra no sólo interrumpe los principales canales de navegación, sino también el suministro de petróleo, provocando que los precios al por mayor se dirijan hacia los 150 dólares por barril", subrayan desde la gestora.

En este caso, el impacto macroeconómico sería probablemente estanflacionario para la economía mundial.

"El aumento de la inflación provocado por la sacudida de los precios de las materias primas podría suponer un duro golpe para la confianza de las empresas, que probablemente reducirían el gasto de capital en un momento de gran incertidumbre. La situación obligaría a los bancos centrales a retrasar el inicio de la relajación de tipos. El retraso de los ciclos de flexibilización podría entonces lastrar el crecimiento en 2025", concluyen los estrategas de Schroders.

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