La banca evita gracias al Supremo la puntilla a su baja rentabilidad

Se espera una reacción positiva del mercado a la decisión del alto tribunal

Elena Lozano
Bolsamania | 07 nov, 2018 06:00 - Actualizado: 09:21
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Fachada del Tribunal SupremoEUROPA PRESS

Tras casi tres semanas de incertidumbre, la banca puede respirar tranquila. El Tribunal Supremo ha decidido finalmente que el cliente seguirá siendo el encargado de asumir el coste del Impuesto sobre Actos Jurídicos Documentados en la constitución de una hipoteca, como pedían los bancos, que salvan así otro escollo en su camino para recuperar la rentabilidad.

Cuando hace veinte días el Supremo abrió la puerta (y, de hecho, sentó una nueva jurisprudencia) a que los bancos se hicieran cargo del pago del tributo asociado a la firma de un préstamo hipotecario, las entidades se lanzaron a defender que no habían cobrado un solo euro en concepto de este impuesto y que en todo momento habían cumplido la ley.

No les faltaba razón, pues hasta el momento regía el Reglamento del Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados, que en uno de sus artículos asignaba el pago del impuesto al cliente que solicita la hipoteca. Este mismo artículo fue el que tres magistrados de la Sala de lo Contencioso-Administrativo anularon al considerar que se excedía en la interpretación de la ley que desarrollaba este reglamento. Los bancos defendían, además, que en países europeos del entorno el equivalente a este impuesto lo asume el cliente.

La reacción de los bancos a la posibilidad de tener que asumir desde ahora el coste del impuesto y, más allá, de tener que abonar las cantidades equivalentes a este impuesto con efecto retroactivo fue unánime: no cabía retroactividad. De hecho, los consejeros delegados de estas entidades rechazaron en varias ocasiones la posibilidad de dotar provisiones para pagar a los clientes o a las haciendas autonómicas las cantidades abonadas por el impuesto.

Esta defensa emitida por los bancos estaba encaminada a evitar lo que consideraban un ataque a la seguridad jurídica y, de paso, un fuerte impacto en sus cuentas. No en vano, una retroactividad total abría la puerta a reclamaciones desde 1995. Aunque era difícil ajustar una cifra de impacto al no conocer el criterio definitivo, las firmas de inversión emitieron informes en los que cifraban hasta en 10.000 millones de euros el impacto a los bancos si existía retroactividad y de unos 700 millones anuales si la decisión solamente se aplicaba a futuro.

En un escenario de bajos tipos de interés, donde los ejecutivos de la banca siempre lamentan públicamente su lenta recuperación de la rentabilidad debido a la “excesiva” regulación y a numerosos obstáculos, como el cambio de criterio en algunos aspectos judiciales, los bancos han conseguido salvar gracias al Supremo el tiro de gracia a su rentabilidad, aún situada por debajo del 10%, el umbral establecido como referencia por el mercado, y por debajo de su coste de capital.

Tras salvar este match-ball, el sector respira tranquilo tras este respaldo del Supremo. Las patronales bancarias, al conocer la noticia, se congratularon ayer de que la decisión "preserva la seguridad jurídica". Celebran, además, que la Justicia española se alinee con la legislación que rige en otros países europeos.

CELEBRACIÓN DEL MERCADO

Es de esperar que el mercado recibirá este miércoles con alegría la noticia, dado que las entidades se han visto fuertemente penalizadas durante las últimas semanas ante la expectativa de que pudiera imponerse el criterio de que debían asumir el impuesto. El día que se anunció el cambio de doctrina, el pasado 18 de octubre, los bancos del Ibex 35 sufrieron desplomes de entre el 2% y el 6,7%, con especial daño a Sabadell, Bankinter y Bankia.

Al conocerse la noticia, de hecho, los American Depositary Receipt (ADR) de BBVA y Santander (una figura que permite la emisión en mercados de EEUU de acciones de empresas que cotizan en otras bolsas) repuntaban hasta un 2% en la Bolsa de Nueva York, sentando las bases para una previsible buena jornada en bolsa para la banca.

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