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Banco de España

El Banco de España apunta a que la economía española registrará un crecimiento del 0,4% en el primer trimestre del año, algo inferior al experimentado tres meses antes, cuando fue del 0,6%. Más allá del primer trimestre, prevé tasas del Producto Interior Bruto (PIB) relativamente estables y por encima de las dela zona euro.

Así se recoge en el último Informe de Estabilidad Financiera elaborado por el organismo, donde se destaca que, tras la sorpresa positiva de finales de 2023, cuando el PIB creció por encima del 0,3% previsto en el ejercicio de proyecciones de diciembre del Banco de España, la economía habría moderado su ritmo de avance en los inicios de 2024, en un contexto de debilidad de la actividad económica de los principales socios comerciales.

Aun así, se anticipan crecimientos por encima del potencial en el horizonte 2024-2026. "La información más reciente apunta a un crecimiento de la actividad en el primer trimestre de 2024 del 0,4%". Más allá del primer trimestre, "se prevén tasas de avance del PIB relativamente estables y por encima de las del área del euro", señala.

A lo largo del horizonte de proyección, el Banco de España estima que las tasas irán convergiendo hacia aquellas coherentes con la capacidad de crecimiento potencial de la economía española. "En términos de las tasas medias anuales, el crecimiento del PIB se reducirá desde el 2,5% en 2023 hasta el 1,9% en 2024, cifra en la que se mantendrá en 2025, antes de descender levemente hasta el 1,7% en 2026", afirma.

El organismo considera que el aumento del PIB se verá apoyado durante los próximos trimestres por distintos factores. Entre ellos, la disipación gradual del impacto negativo del endurecimiento de la política monetaria sobre la actividad, el crecimiento poblacional previsto, la reactivación paulatina de la economía europea y global y el mayor despliegue de los fondos NGEU.

No obstante, prevé que algunos de los factores que explican la fortaleza relativa de la economía española durante 2023 pierdan fuerza a lo largo de 2024.

"Se anticipa el agotamiento de algunos vientos de cola que han impulsado recientemente el crecimiento, como la existencia de una importante demanda embalsada de determinados bienes y servicios o la intensa corrección de algunas de las perturbaciones de oferta negativas que lastraron la actividad en 2021 y 2022. Además, la persistencia de considerables tensiones geopolíticas puede incidir negativamente sobre el ritmo de avance futuro de la actividad", comenta.

El Banco de España matiza que las perspectivas de la economía española en el escenario central "siguen sujetas a una incertidumbre elevada bajo la que predominan los riesgos a la baja sobre la actividad".

Entre ellas están los conflictos militares en Ucrania y Oriente Próximo, que continúan siendo focos de tensión geopolítica elevada, por lo que la potencial intensificación de las tensiones geopolíticas globales se mantiene como la principal fuente de incertidumbre.

A esto se suma el nivel elevado de endeudamiento público que, aunque es notablemente inferior al máximo alcanzado tras el inicio de la pandemia, todavía es superior al vigente al inicio de la misma y en relación con otros países de la Unión Económica y Monetaria (UEM). También está la debilidad financiera de empresas no financieras y hogares, así como las debilidades en la capacidad de intermediación del sector financiero.

LA INFLACIÓN, EN SENDA DESCENDENTE

En cuanto a la inflación, las previsiones contemplan una continuación de la tendencia de reducción. Tras un ligero repunte en marzo, explicado en parte por la reversión parcial de las medidas destinadas a paliar los efectos de la crisis energética, "en los próximos meses se espera que la inflación retome una senda descendente, reflejando una moderación gradual del ritmo de avance de los precios de los alimentos y de la inflación subyacente, que más que compensará el repunte que mostrará la contribución del componente energético".

En este sentido, el Banco de España destaca que los riesgos están más equilibrados, siendo el principal riesgo a la baja el de una moderación de la actividad más intensa de la prevista.

Los principales riesgos a la baja para la actividad proceden del entorno exterior. Así, "la escalada de varios conflictos geopolíticos globales podría afectar negativamente a la actividad y generar mayores presiones inflacionistas, deteriorando la confianza de los agentes y de las expectativas económicas".

En el ámbito interno, resulta relevante la reactivación de las reglas fiscales a nivel europeo (suspendidas desde el comienzo de la pandemia). "Su cumplimiento requeriría la implementación de una estrategia de consolidación fiscal a medio plazo, lo que permitiría reducir el déficit público estructural de forma más intensa que la contemplada en estas proyecciones. Ello conllevaría, previsiblemente, un menor dinamismo de la actividad en el corto plazo. El impacto económico dependerá, en todo caso, del diseño de las medidas de consolidación", expone el informe.

Respecto a los niveles de deuda pública, el documento del Banco de España expone que mostraría una senda creciente a medio y largo plazo si no se aplica un proceso de consolidación fiscal que abarque varios año. Además, este proceso de consolidación necesario debe tener en cuenta las presiones por el lado del gasto, y priorizar las medidas, tanto de ingresos como de gastos, que favorezcan el crecimiento económico.

También vaticina una tendencia creciente para la ratio de gasto público sobre PIB. Como señala el texto, la presión sobre el gasto público se mantendrá elevada en los próximos años como resultado de distintos fenómenos estructurales como el impacto del envejecimiento demográfico, las necesidades de inversión asociadas al cambio climático, a la digitalización y los compromisos asumidos en materia de defensa ante las tensiones geopolíticas.

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