china

La agencia de calificación S&P Global Ratings ha advertido que el estímulo fiscal de China está perdiendo eficacia y que se trata más de una "estrategia para ganar tiempo" en medio de los altos niveles de deuda de los gobiernos locales.

"En nuestra opinión, el estímulo fiscal es una estrategia para ganar tiempo que podría tener algunos beneficios a largo plazo, si los proyectos se centran en reactivar el consumo o en mejoras industriales que aumenten el valor agregado", ha explicado Yunbang Xu, analista senior de la calificadora, un informe recogido por 'CNBC'.

Desde S&P también han destacado que los altos niveles de deuda limitan la cantidad de estímulo fiscal que un gobierno local puede emprender, independientemente de si una ciudad se considera una región de ingresos altos o bajos.

"Dadas las restricciones fiscales y la disminución de la eficacia, esperamos que los gobiernos locales se centren en reducir la burocracia y tomar otras medidas para mejorar el entorno empresarial y apoyar el crecimiento y los niveles de vida a largo plazo", ha señalado Xu.

China se ha fijado un objetivo de crecimiento de PIB de alrededor del 5% este año, una meta que muchos analistas califican de ambiciosa precisamente por el nivel de estímulo.

En este sentido, cabe recordar que el gigante asiático ha crecido un 5,3% en el primer trimestre del año, por encima de las previsiones, que apuntaban al 4,6%, y del 5,2% registrado en el cuarto trimestre de 2023.

No obstante, el consumo daba nuevas muestras de debilidad, ya que las ventas minoristas de marzo subieron un 3,1%, por debajo del 4,5% esperado y del 5,5% del mes anterior. Igual que la producción industrial del mismo mes, que decepcionó al aumentar un 4,5%, inferior al 6% pronosticado y al 7% de febrero.

"Aunque hay signos claros de recuperación económica en el primer trimestre, los dos indicadores quedaron rezagados, lo que sugiere que aún es necesario abordar algunos factores que obstaculizan el desarrollo económico de China", analiza Dilin Wu, estratega de investigación de Pepperstone.

Actualmente, la economía china enfrenta cuatro desafíos principales: una estructura demográfica desequilibrada, una deflación exacerbada, un sector inmobiliario en deterioro y una elevada deuda de los gobiernos locales.

"Como en el primer trimestre de 2024 ya se alcanzó el objetivo de crecimiento del 5%, es probable que la postura de la política fiscal se mantenga sin cambios en el corto plazo. En cuanto a la postura monetaria, es poco probable que China considere recortes de las tasas de interés en el corto plazo para mantener la competitividad de las exportaciones y sostener el crecimiento económico", agrega Wu.

En lo que respecta a la inversión en activos fijos avanzó a un ritmo del 4,5% en marzo, por encima del 4,3% esperado por el consenso, gracias a la aceleración de la inversión en manufactura, mientras que el sector inmobiliario siguió siendo el mayor lastre para el crecimiento.

"Dado que el impulso subyacente de la mayoría de los indicadores económicos se desaceleró en marzo, es poco probable que este ritmo de crecimiento se mantenga en los próximos trimestres. Basándonos en un primer trimestre mejor de lo esperado, hemos elevado nuestra previsión de crecimiento para 2024 al 4,8% desde el 4,4% anterior", subraya Sophie Altermatt, economista, Julius Baer.

A principios de este año, el gobierno chino dio a conocer planes para impulsar la demanda interna con subsidios y otros incentivos para actualizaciones de equipos e intercambios de productos de consumo. Se espera oficialmente que las medidas generen más de 5 billones de yuanes (704.230 millones de dólares) en gasto anual en equipos.

"Si queremos ver una mejora en el desempeño de los activos chinos, primero debemos centrarnos en la mejora de los cuatro principales problemas que enfrenta China, así como en cómo estimular a los residentes a pasar del ahorro al consumo", concluye Wu.

Noticias relacionadas

contador