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Amortizar la hipoteca, invertir en bolsa, comprar una vivienda para dedicarla al alquiler, meter el dinero en un depósito... Son muchas las ideas que se pasan por la cabeza cuando uno se imagina qué haría con el dinero si le tocara un premio en el Sorteo Extraordinario de la Lotería de Navidad. Más aún si es agraciado con el Gordo. Pero, ¿qué decisión es mejor para no arruinarse tras ser premiado?

Por décimo, este sorteo premia con 400.000 euros, de los que hay que descontar la parte que se queda Hacienda y que deja a los agraciados con aproximadamente 328.000 euros netos.

El segundo premio son 125.000 euros por décimo, de los cuales Hacienda se quedará 17.000. Y, el tercero, de 50.000 euros al décimo ganador, tendrá que pagar 2.000 euros. Los cuartos y quintos premios, que reparten 20.000 y 6.000 euros al décimo, respectivamente, están exentos.

Y hay que andarse con ojo, ya que "un cambio de esta índole, aunque sea positivo, puede tener consecuencias negativas si no se gestiona de manera adecuada". De hecho, la cruda realidad es que el 70% de los agraciados tienen mucho menos dinero cinco años después de haber ganado la lotería.

¿Cómo se puede evitar este declive financiero? Como señala la economista y cofundadora del comparador HelpMyCash, Olivia Feldman, la primera recomendación de los expertos es distribuir el dinero del premio en diferentes áreas que se adapten a la situación financiera del agraciado.

"Saldar deudas de tarjetas o préstamos personales es prioritario, seguido de la creación de un fondo de emergencia, es decir, un ahorro que iguale seis meses de sueldo para tener un colchón cuando surjan imprevistos", añade. Después de haber destinado una parte del dinero a ello, es importante ser responsable y destinar una cantidad a la gestión financiera a largo plazo.

AMORTIZAR LA HIPOTECA

En tiempos en los que el euríbor está dando quebraderos de cabeza a más de uno, seguro que muchos lo primero que harían con el premio sería amortizar la hipoteca. ¿Es buena idea?

"En esta situación, reducir el plazo tiende a ser más beneficioso, ya que permite ahorrar más en intereses. No obstante, si la cuota representa una carga significativa en relación con el salario, amortizar para reducir la cuota también podría significar un alivio a largo plazo".

Cancelar el 100% de la hipoteca también se presenta como una opción acertada, siempre y cuando no se destine la totalidad del premio a este propósito. Además, desde el comparador advierten que si el plazo restante para saldar la hipoteca es corto, podría no ser la opción más rentable, dado que la mayoría de los intereses se pagan al inicio del préstamo.

"La decisión de amortizar no tiene por qué ser lo más adecuado", exponen en Abante. Siempre hay que hacer un análisis de la situación particular para ver si la rentabilidad que da el dinero invertido es mayor que el coste de financiación porque, en ese caso, no interesaría amortizar y convendría más invertir ese dinero.

También, hay que tener en cuenta que si la vivienda habitual se compró antes de 2013 existe una ventaja fiscal en el IRPF (la ley permite deducirse cada año un 15% de una cuota máxima de 9.040 euros) que puede que no interese perder.

"Por ese motivo, siempre es conveniente poner todas las finanzas en perspectiva para evaluar qué opciones son las más adecuadas para cada persona, tanto desde el punto de vista financiero como fiscal, y siempre teniendo en cuenta los objetivos personales", dicen.

COMPRAR VIVIENDA PARA ALQUILAR

En un escenario favorable, los ingresos por alquiler también constituyen una fuente de ingresos atractiva, con una rentabilidad bruta del 7,1%, según Idealista. No obstante, "si surgen problemas debido a elecciones inadecuadas de inquilinos o a desperfectos en la vivienda, se requerirá un esfuerzo adicional para solucionarlos", explican.

NO INVERTIR EN LO QUE NO SE ENTIENDE

Los españoles, por lo general, tienen un perfil conservador en cuanto a inversión y ahorro. Lo más habitual era dejar el dinero inmóvil en cuentas corrientes o en depósitos y, este año, con la subida de los tipos de interés, muchos productos conservadores han vuelto a ofrecer rentabilidades atractivas para niveles bajos de riesgo. En estos casos, además de analizar aspectos más técnicos como la fiscalidad, hay que tener en cuenta la inflación y pensar si la rentabilidad que nos ofrece el producto en concreto la supera o no.

El primer paso es fijar el objetivo financiero que se necesita, que viene marcado por la diferencia entre lo que se tiene y lo que se necesita, y eso es lo que va a determinar qué nivel de riesgo se puede asumir y qué cartera o qué activo financiero es el más adecuado dependiendo de cada casuística particular y de la foto global que se tenga a nivel patrimonial, financiero y fiscal, como aportan desde Abante.

La gestión efectiva del dinero es una habilidad que a menudo no se enseña. Y es que destinar más de 300.000 euros a inversiones puede no solo garantizar seguridad a largo plazo, sino también multiplicar el premio. Pero no vale cualquier inversión.

"Si el premio llega a tu cuenta, el banco se comunicará contigo para ofrecerte desde fondos de inversión hasta planes de pensiones, pasando por Planes Individuales de Ahorro Sistemático (PIAS), en los cuales la entidad se lleva la mayor parte de las ganancias", advierte Feldman. Por eso es importante recordar la primera regla de oro de la inversión: no invertir en lo que no se entiende. Es mejor analizar todos los productos disponibles y escoger el que mejor se adapte a las necesidades de cada uno".

La inversión bursátil es una opción a tener en cuenta, aunque, antes de adentrarse en este mundo, "es especialmente importante asignar una porción del premio a la creación de un fondo de emergencia", reiteran desde HelpMyCash. Esto se debe a que la rentabilidad en el mercado de valores se da principalmente a largo plazo.

El precio de las acciones fluctúa en consonancia con los ciclos económicos. Si la necesidad apremia y el inversor se ve obligado a vender acciones cuando el mercado está en baja, las pérdidas serán inevitables. Por el contrario, adoptar una perspectiva a largo plazo permite afrontar las variaciones con serenidad y vender de manera informada cuando los precios alcancen niveles favorables. "Existen varias reglas de oro para la inversión, pero esta es la primera", concluyen.

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