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Bandera de España.Europa Press - Archivo

Ibercaja ha presentado este jueves sus previsiones de crecimiento económico en este año 2024, revisando ligeramente al alza el incremento del PIB en España, hasta el 2,2% (desde el 1,6% previsto en su última publicación) y hasta el 1,7% para el año 2025 (desde el 1,4% anterior). Las eleva gracias a "una inercia más positiva de lo esperado en el último trimestre de 2023 y el inicio de 2024, en particular en el mercado laboral, que se ha mostrado más resistente de lo previsto a pesar de las notables subidas salariales, y en las exportaciones de servicios", explica en un comunicado.

En el mercado laboral, las predicciones del banco para 2024 en términos de ocupación revelan un estancamiento en España con una variación de la tasa de ocupación del 2,1% (frente al 3% del año 2023), y una tasa de paro del 11,4% (siete décimas inferior a la del año pasado).

A pesar de la ligera revisión al alza de las perspectivas económicas, la visión a medio y largo plazo de los analistas de Ibercaja no ha sufrido grandes modificaciones, según indica el banco. “Creemos que el crecimiento económico se desacelerará a lo largo del ciclo por el efecto del triple desafío al que nos enfrentamos: demográfico, geopolítico y de inflación y tipos de interés”, afirma Santiago Martínez Morando, jefe de Análisis Económico y Financiero de la entidad.

Desde la perspectiva demográfica, el envejecimiento de la población deriva en un menor potencial de crecimiento de la ocupación y en posibles tensiones en los salarios que afectarán a los márgenes empresariales. Por otra parte, la evolución demográfica también influye en las dinámicas de consumo, inversión y ahorro, tanto en España como desde una perspectiva mundial.

Además, según afirman los analistas de la entidad, el proceso globalizador de los ciclos anteriores parece haber llegado a su fin, y la integración económica mundial, sobre todo entre los países avanzados y los emergentes, se está incluso revirtiendo. "El incremento de las tensiones geopolíticas y de la gravedad de los posibles conflictos internacionales es uno de los mayores factores de riesgo para nuestras previsiones”, destacan.

En este sentido, aseguran que las alteraciones en la cadena de suministro afectan de forma drástica a los precios e incluso a la capacidad productiva, y alertan de que una escalada bélica de grandes dimensiones traería consecuencias disruptivas incluso mayores que la pandemia.

Estas tendencias, encaminan la coyuntura económica a un crecimiento de los precios y a unos tipos de interés estructuralmente superiores a los que hubo entre la gran recesión y la pandemia. Esto también conlleva un menor crecimiento, aunque hay que señalar que los tipos de interés negativos reprimían el ahorro y fomentaban una excesiva asunción de riesgos que podía derivar en una nueva crisis financiera.

Ante este triple desafío, los expertos de Ibercaja consideran que la mejor respuesta sería fomentar un aumento de la productividad. “Sin embargo -afirman- en España la inversión se ha quedado atrás y se sitúa por debajo de los niveles de 2019 a pesar de la movilización de los fondos europeos. Y a esto hay que añadir la escasez relativa de capital humano y el tecnológico.

También apuntan a otros factores que dificultan la convergencia de la productividad, en particular con Estados Unidos, que ha dejado atrás a Europa en los últimos ciclos, como el reducido tamaño empresarial, que limita la obtención de economías de escala y la implantación de nuevas tecnologías; la menor competencia empresarial, la falta de iniciativa y emprendimiento, el exceso de burocracia, la calidad de la gobernanza o la dependencia energética.

Los analistas concluyen que si los esfuerzos inversores se intensifican, con el apoyo de las reformas institucionales necesarias para que mejore la productividad, el escenario económico a medio y largo plazo sería más positivo que el contemplado con las condiciones actuales.

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