España, en venta: los extranjeros aprovechan la crisis para aumentar sus inversiones

Las mejores oportunidades de inversión no siempre se encuentran en el país de origen

Irene Hernández
Bolsamania | 18 ago, 2021 06:00 - Actualizado: 13:56
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¿Se puede entender realmente la crisis como una oportunidad? Los inversores extranjeros parecen creer que sí. Las consecuencias de la pandemia de Covid-19 no han frenado a este colectivo, todo lo contrario. De hecho, España experimentó un aumento del 5% de la inversión extranjera durante el año pasado.

Tanto las empresas como los empresarios entienden que las mejores oportunidades de inversión no siempre se encuentran en su país de origen, por lo que buscan inversiones que valgan la pena en países extranjeros, explican desde MoneyTransfers, que han analizado los datos más recientes de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) para establecer qué países del mundo se beneficiaron más y menos de las entradas de inversión extranjera directa en 2020. Operaciones que "pueden impulsar significativamente las perspectivas económicas de un país receptor", aseguran.

De los 37 países examinados para la investigación, 28 experimentaron una disminución interanual de la inversión extranjera entrante en 2020. "Dada la turbulencia mundial y la incertidumbre económica que causó la pandemia del Covid-19 el año pasado, tanto las empresas como los empresarios fueron más reticentes que nunca para invertir fuera de sus fronteras nacionales", explican. Sin embargo, en España, que ocupa el puesto 18 del mundo, la entrada de inversión extranjera directa fue de 8.900 millones de dólares en 2020, lo que supone un leve aumento en comparación con los 8.500 millones que se registraron en 2019.

China fue el mayor beneficiario de la inversión extranjera entrante en el mundo el año pasado, con 212.500 millones de dólares. Un aumento del 14% respecto a los 87.200 millones del año anterior. En segundo lugar está Estados Unidos. Fueron los segundos mayores receptores de inversión extranjera en 2020, con 177.100 millones. A pesar de que fue una suma considerable, representó una caída del 37% en comparación con 2019, cuando se acumularon 282.100 millones de dólares. Luxemburgo es el país europeo con la clasificación más alta, en el cuarto lugar de todo el mundo. En 2020, su economía se benefició de una inyección de 62.000 millones de dólares procedentes de la inversión extranjera directa. De todos los países analizados en la investigación, experimentó el mayor aumento interanual, del 319%, registrando 47.200 millones más frente a las cifras de 2019.

India (64.400 millones), Alemania (35.600 millones) e Irlanda (33.300 millones) se encuentran entre los otros países que obtuvieron más de 3.000 millones de dólares de las entradas de inversión extranjera durante el pasado año, ocupando el tercer, quinto y sexto lugar, respectivamente. Curiosamente, de los países evaluados, Finlandia, en la posición 29, es el que sufrió la mayor caída interanual de inversión extranjera entrante, del 81%. En 2020, equivalieron a 2.600 millones, significativamente menos cuando se comparan con los 13.500 millones que se generaron en 2019. En el otro extremo, en el puesto 33, está Lituania. El país solo acumuló 478 millones de inversión extranjera en 2020, lo que significó 722 millones menos que el año anterior.

¿TODO SON VENTAJAS?

¿Por qué algunos países registraron un aumento de las entradas de inversión extranjera directa mientras que otros experimentaron una disminución masiva? Según la plataforma, tanto el inversor como el país anfitrión pueden beneficiarse de la inversión extranjera directa con unos incentivos destinados a fomentar a los extranjeros y a que el proceso sea igualmente beneficioso para ambas partes.

Entre las ventajas para las empresas inversoras y el país anfitrión están la diversificación del mercado, los incentivos fiscales, la estimulación de la economía, las mayores oportunidades de empleo, unos costes laborales más bajos olas preferencias arancelarias. "La mayoría de estas ventajas se centran en la reducción de costes y de riesgos para las organizaciones, mientras que los beneficios para los países anfitriones son principalmente económicos", dicen.

Aunque en la mayoría de los países existe una legislación específica para maximizar las ventajas y minimizar las desventajas de la práctica, hay algunos inconvenientes que aún persisten, independientemente de las políticas nacionales o los acuerdos internacionales. Entre ellos se incluyen que las empresas locales están siendo desplazadas o la repatriación de beneficios.

"Si las grandes corporaciones ingresan al mercado de un nuevo país, pueden desplazar a las empresas locales. Las empresas más pequeñas pueden tener dificultades para mantenerse al día y, en última instancia, no podrán operar al ritmo que lo hacían antes de la inversión. Además de esto, existe la posibilidad de que la empresa inversora no reinvierta las ganancias en el país anfitrión, lo que significa que hay grandes salidas de capital del país anfitrión. Debido a esto, muchos países han creado leyes que restringen la inversión extranjera directa y la repatriación de ganancias", señalan.

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