¿Pasará factura la radicalidad de ERC con el PSC a Ernest Maragall en Barcelona?

Los expertos creen que Colau aglutinará el llamado voto útil

Noemí Jansana
Bolsamania | 21 may, 2019 06:00 - Actualizado: 10:48
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26M.- Maragall (ERC) afea a Collboni verse como alcalde por ser un "menosprecio" a las municipalesEUROPA PRESS

A menos de una semana de las elecciones del 26 de mayo, la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, recorta distancias con su principal rival, Ernest Maragall, y las encuestas dan un empate técnico entre BComú y ERC. El republicano ve cómo la radicalización de su partido, que se ha vuelto a enrocar contra el PSC en el reciente episodio de Miquel Iceta, le hace perder fuelle ante los comunes que capitalizarán el llamado voto útil.

Expertos consultados indican que Colau sacará partido de la misma estrategia que al PSOE le sirvió para vencer en las elecciones generales de hace menos de un mes. La primera edil de la Ciudad Condal se hará con un elector de izquierda que no simpatiza con la radicalidad de ERC, que ha abandonado la senda de la moderación con el veto al primer secretario del PSC, que no ha podido llegar al Senado para ser su presidente.

Este votante, no obstante, tampoco respaldará al candidato socialista a la alcaldía de la capital catalana. Jaume Collboni se hará con el bronce, según los últimos sondeos publicados, y podría obtener hasta ocho regidores, insuficientes para ser el socio de cualquiera de sus dos rivales de izquierdas o para un pacto con Ciudadanos que le garantice la vara de alcalde. Estas dos formaciones comparten frontera y “la estrategia de Collboni es recuperar al electorado que ahora apoya a la centro-derecha”, explica Jordi Pacheco i Canals, decano del Colegio de Politólogos de Barcelona.

El socialista, por lo tanto, no aspira a capitalizar el enésimo desplante de ERC, aunque algunas voces apuntan a que el resultado de las urnas puede sorprender y favorecer, tanto al alcaldable del PSC como a Colau, frente a un Maragall que se agota a pocos días de llegar a la meta. Según los más recientes sondeos, ERC obtendría diez concejales -tuvo cinco en 2015- y Colau rozaría el empate con entre nueve y diez -obtuvo 11 en las últimas elecciones-. El PSC de Jaume Collboni quedaría tercero con ocho concejales, cuatro más de los que tiene ahora; y Ciudadanos, con Manuel Valls, igualaría sus cinco actuales o subiría a seis.

En medio de este panorama, algunas encuestas apuntan a la desaparición del PP, por lo que no ha lugar al pacto entre fuerzas constitucionalistas que desea buena parte del empresariado. Las compañías observan la evolución de las intenciones de voto en la recta final de la campaña con muchos nervios, ya que una Barcelona independentista supondría, a su juicio, un duro golpe a la recuperación del tejido económico de la ciudad, tras la diáspora empresarial causada por el referéndum del 1 de octubre. “Son las elecciones municipales más importantes de los últimos 40 años”, declara un empresario de la Ciudad Condal a Bolsamanía.

Con todo, la gran batalla se libra entre Colau y Maragall. El candidato más votado será nombrado alcalde, a no ser que haya una coalición de partidos que alcance la mayoría absoluta y le arrebate la alcaldía al vencedor, como ocurrió en 2015 con Xavier García Albiol en Badalona. El decano del colegio de politólogos asegura que poco importa el orden porque el primero pactará con el segundo. Pacheco i Canals ve poco probable que Colau elija a Collboni como socio -siempre y cuando logre acaparar el mayor número de votos- porque se arriesga a un bloqueo sistemático de Maragall y Junts per Catalunya, fuerza que se hará con cinco concejales.

La única mina que podría hacer saltar por los aires el matrimonio entre la izquierda independentista y ‘los comuns’ es, precisamente, la candidatura de los exconsellers Joaquim Forn y Elsa Artadi. La alcaldesa ha declarado que se halla en las antípodas de los postconvergentes, mientras estos también han puesto peros a una coalición con BComú. No obstante, Colau y Maragall necesitarán una “muleta” para cualquier acción de gobierno, como por ejemplo, aprobar presupuestos, por lo que Pacheco i Canals augura un largo período de negociaciones y cambios en al política municipal de Barcelona.

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