La crisis del Covid dispara el interés por la tarjeta revolving pese al riesgo de contratarla

Las familias llevan meses financiándose para hacer frente a los gastos, como ya sucedió en 2008 y 2012

Irene Hernández
Bolsamania | 04 sep, 2020 06:00 - Actualizado: 12:41
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La historia se repite. Como ya sucediera en la recesión de 2008 y 2012, la crisis provocada por el Covid-19 ha hecho que las familias lleven meses financiándose para hacer frente a los gastos, recurriendo a créditos rápidos o a tarjetas revolving, pese al riesgo que supone contratar este tipo de productos, calificados como usura por el propio Tribunal Supremo.

Para poder seguir haciendo frente a sus pagos mensuales en una situación tan complicada como la actual, marcada por el desempleo y la incertidumbre económica, mucha gente ha contratado o contratará dentro de unos meses una tarjeta revolving o un micropréstamo. De hecho, el número de consumidores que se interesaron por las tarjetas revolving se incrementó un 42% durante el estado de alarma, según el portal financiero MiSolvencia.es.

Estas líneas de crédito se perciben como una opción flexible a corto plazo, ya que permiten realizar cualquier tipo de pago al instante aunque no se disponga de efectivo, aplazando el abono a final de mes. Sin embargo, las tarjetas revolving pueden suponer una manzana envenenada, ya que se trata de un tipo de financiación que cuenta con elevados intereses, que adentran al afectado en deudas que pueden durar décadas. Es más, a menudo, esta situación obliga a muchos a contratar un nuevo crédito para pagar el anterior, sumergiéndose así en un bucle infinito de deudas.

"Tras los primeros meses utilizando la tarjeta revolving o micropréstamo, quienes las contratan no tardan en darse cuenta de que están pagando demasiado por el dinero que solicitaron en un primer momento. El alivio inicial de hacer frente a los gastos pronto se convierte en una espiral de deudas de la que es complicado salir incluso aunque se recupere la estabilidad financiera familiar. Y si la familia no puede hacer frente a los pagos, la situación empeora aún más", explican desde el despacho de abogados Reclama Por Mí.

No es raro que los consumidores acudan a financiación para hacer frente a determinados gastos. No obstante, los bancos no suelen conceder préstamos a aquellos que no cumplen unos requisitos económicos determinados. Aquí es donde aparece el problema, cuando los canales tradicionales deniegan el crédito, las personas recurren a canales alternativos. Así fue como se creó en las crisis de 2008 y 2012 un auténtico boom en el mercado de financiación a través de las tarjetas revolving o microcréditos.

Como detallan los abogados, estos créditos, que a corto plazo pueden parecer una solución, a la larga se convierten en una deuda casi perpetua por los elevados intereses y el pago aplazado. En general conllevan intereses en torno al 25% TAE y altas comisiones. Esta es la situación que se está generando hoy. Las personas ya han acudido a esta financiación, como se demuestra en el incremento de las tasas de morosidad. Pronto, ni siquiera por estas vías podrán hacer frente a los gastos y las deudas contraídas con este tipo de tarjetas lastrarán cualquier intento de salir de la situación aunque se torne favorable. No solo deben devolver la deuda, sino unos intereses altísimos.

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