La nueva crisis del peso recuerda que Argentina siempre es la primera en caer

Los expertos atribuyen la nueva oleada de depreciación al incremento de la aversión al riesgo

Noemí Jansana
Bolsamania | 17 mar, 2019 06:00 - Actualizado: 06:59
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Cada día supone una auténtica prueba de fuego para el peso argentino. Los nuevos mínimos contra el dólar de los que no logra despegarse reviven los acontecimientos de hace poco más de un año, cuando el país se ganó a pulso el apodo de 'canario en la mina', a causa de la crisis de su moneda que disparó el pánico entre los emergentes. Ahora, los temores globales arrecian contra una economía que no es capaz de remontar y que se tambalea por las elecciones de octubre.

Argentina siempre inicia el efecto dominó, advierten este y otros economistas, que subrayan que el peso es la primera divisa que cae presa de las ventas cuando se incrementan las preocupaciones sobre el crecimiento global. Las razones hay que buscarlas en que durante tres años consecutivos ha sido la moneda que peor se ha comportado entre las potencias en desarrollo, en un contexto de inflación desatada y una escasez crónica de dólares.

La divisa sudamericana llegó a cruzarse en los 42,50 pesos por dólar el 7 de marzo, su peor cambio histórico hasta la fecha, y durante la última semana no ha logrado bajar de los 40 pesos contra el 'billete verde', acumulando una depreciación del 8% en las últimas jornadas. Desde entonces, varias acciones del banco central, junto las operaciones de venta de 9.600 millones de dólares hasta finales de 2019 han apuntalado a la divisa. Pero la incertidumbre sobre el Brexit y las negociaciones comerciales entre China y EEUU, unidas a los nervios acerca de la reelección de Mauricio Macri en la presidencia del país pueden convertir la presión sobre la moneda en "insostenible" y el dólar "podría superar los 60 pesos en un corto período de tiempo", indica Adrián Aquaro, fundador de Trader College.

La presión vuelve a incrementarse sobre Macri, que pelea contra la hiperinflación y no acaba de sacar la segunda economía más grande de Sudamérica de la recesión, en plena batalla por su reelección el 27 de octubre. El inquilino de la Casa Rosada se había comprometido a cambiar las percepciones de los inversores, estabilizando la moneda y aflojando la presión de los precios. Y aunque después del verano pasado logró frenar la crisis, sus medidas no han acabado de funcionar: el IPC se mantiene obstinadamente alto (49% en enero), lo que limita la capacidad del banco central para reactivar el crecimiento al reducir las tasas de interés, que actualmente se ubican en casi el 51%. En cuanto al peso, vuelve a llevarse el premio a la moneda de un país en desarrollo con peor comportamiento este año con una caída de más del 9%.

Los activos argentinos solo se habían estabilizado en cierta medida con respecto a la dolorosa sangría del año pasado después de que el Fondo Monetario Internacional (FMI) acordara en septiembre impulsar su paquete de rescate para el país. Pero la economía aún está en una situación frágil y siguen existiendo preocupaciones sobre el impacto social y económico del impulso de austeridad del Gobierno, mientras los responsables de dichas políticas buscan cumplir los objetivos fiscales estipulados en el acuerdo con el FMI.

Los inversores advierten que, si bien la cantidad de pesos mantenidos en depósitos bancarios a corto plazo ha aumentado este año gracias a las altas tasas de interés, una nueva crisis de confianza podría hacer que los ahorradores busquen seguridad en el dólar a medida que los depósitos maduran, ejerciendo una mayor presión sobre la moneda local.

LA SOMBRA DEL KIRCHNERISMO

"Consideramos que la recuperación de esta recesión será más lenta que en otras debido al ajuste monetario y fiscal que se está implementando", avisan los analistas de Barclays. Los brotes verdes también se ven amenazados por el panorama político nacional, ya que la principal opositora a Macri es Cristina Kirchner, que fue presidenta durante dos períodos, "dejando al país devastado y en un estado calamitoso, que el actual gobierno no pudo revertir", explica Aquaro.

Solo la posibilidad de que regrese al poder este partido puede ser letal para el peso argentino. En agosto tendrán lugar las elecciones primarias, llamadas PASO, que por su carácter obligatorio se convierten en unas elecciones anticipadas. "Si los kirchneristas se imponen en las mismas, la depreciación del peso está garantizada, lo que provocará una inflación galopante, mucho más alta que la actual, haciendo que Macri pierda las elecciones, sin paliativos", argumenta el analista argentino.

En cambio, si Macri revalida su victoria, "reacomodará el dólar al momento de su toma de posesión, en diciembre próximo", agrega. En dicho caso, con una inflación proyectada en el 35% anual, "y teniendo en cuenta que el valor que hoy debería tener el dólar con respecto a dicha inflación es de 47,50 pesos, ese reacomodamiento lo podría llevar a la zona de 56 pesos contra el billete verde", redondea Aquaro.

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