El niño de Sagunto que siempre quiso ser multimillonario

Se cumplen diez años del auge y caída de Enrique Bañuelos, la sensación en bolsa de la burbuja inmobiliaria

  • Pese a vivir una infancia difícil, siempre tuvo vocación emprendedora
  • El valenciano acumula partidarios, detractores y una lista de ricos que perdieron dinero tras convencerlos de que apostasen por Astroc
Pablo Gallén / Iván Castillo
Bolsamania | 05 feb, 2017 08:00 - Actualizado: 14:34
sagunto enrique banuelo

De él dijeron que era el Rey Midas del sector inmobiliario, en Brasil lo definieron como “el Conquistador español” e incluso hay quién rescató sus orígenes como 'vendedor de miel' para definir su capacidad de atraer a los inversores.

Enrique Bañuelos de Castro (Barakaldo, 14 de febrero de 1966) fue la sensación de la bolsa española entre mayo de 2006 y febrero de 2007: las acciones de su empresa Astroc salieron al parqué a un precio de 6,4 euros y llegaron a cotizar a un precio de 72,5 euros hasta que en marzo de 2007 se desplomaron un 61% en menos de una semana. Con el hundimiento de la constructora valenciana, la burbuja del ladrillo empezó a dar los primeros síntomas de un pinchazo nunca antes visto.

En estos diez años el hombre que encandiló a Amancio Ortega, a Carmen Godia –segunda accionista de Abertis-, a Félix Abánades –Quabit-, a los Nozaleda, al Banco Sabadell o a Caixa Galicia ha querido pasar desapercibido entre el ladrillo y la soja brasileña, el hierro uruguayo, su hogar en el exclusivo barrio londinense de Kensington y su nueva sociedad Veremonte, radicada en Holanda.

Sólo hizo un alto en el camino en España para adquirir un 20% de la tecnológica Amper en 2012, vender su parte en agosto de 2015 e intentar convencer a los prohombres de la Cataluña post-Puyol, Isidre Fainé y Artur Mas, que contasen con Veremonte para la construcción de BCN World, el Eurovegas a la catalana del que también salió mal parado.

DESDE PEQUEÑO QUERÍA UN CHÓFER

Bañuelos tuvo claro desde bien joven que lo suyo era ser millonario y no pasar apuros económicos por los que pasó en su infancia entre Barakaldo (Vizcaya) y Puerto de Sagunto (Valencia), cuando a los nueve años falleció su padre en un accidente laboral cuando trabajaba de electricista. “Lo conocí en la escuela y no tengo muchos recuerdos, pero siempre decía que no necesitaría carnet de conducir porque tendría chófer como los jefes de Altos Hornos. Soñaba con ser millonario”, cuenta un excompañero de la escuela de Nuestra Señora de Begoña, a la que el pequeño Enrique acudió hasta EGB.

De niño no era el mejor estudiante de la clase, pero sí estaba entre los mejores. Era muy avispado y sacaba normalmente notables. En la universidad sí destacó, estudió Derecho y Empresariales al mismo tiempo, conoció a mucha gente importante y sacó sus dotes de don de gentes como representante de los estudiantes”, apunta el vecino de Puerto de Sagunto. Para este pequeño comerciante y excompañero de pupitre de Bañuelos una de las claves que le catapultaron a su éxito en los negocios son los contactos que le proporcionó su mujer Gloria, una inspectora de Hacienda con relaciones al más alto nivel entre los que se incluye el 'todopoderoso' Rodrigo Rato, y su suegro, notario que había ejercido en Molina de Aragón (Guadalajara) y Puzol (Valencia). Su mayor contacto reconocido a nivel político fue Alejandro Agag, yerno de Aznar, con el que estuvo relacionado en los inicios de la Fórmula E, la F1 de los vehículos eléctricos que recientemente compró el gigante estadounidense Liberty Media.

"En la universidad destacó, estudió Derecho y Empresariales al mismo tiempo, conoció a mucha gente importante y sacó sus dotes de don de gentes como representante de los estudiantes"

A estos contactos, hay que añadir un carácter arrollador para los negocios que le hizo montar su primera empresa con tan sólo 18 años, en plena reconversión industrial por el cierre de la siderurgia saguntina, al calor de las ayudas que se destinaron para sofocar la conflictividad laboral en la ciudad valenciana.

5.000 VIVIENDAS EN CANET PASANDO POR LA MIEL

“Bañuelos era un chico muy ambicioso, espabilado y que no tenía miedo a nada. Tres socios más y él vieron un nicho de negocio en la venta de miel y montaron Miel de Luna en la localidad de Petrés (Valencia), compraban al por mayor y la vendían en botes como si fuese una delicatessen. Desde el principio tuvieron el respaldo de Caja Sagunto y la Comisión para la Promoción Económica de Sagunto”, relata un alto cargo de la extinta Caja Sagunto que llegaría a ser vicepresidente de la también desaparecida Bancaja, que prefiere no ser citado.

A los 19 años vendió Miel de Luna por un buen ‘pellizco’, prosiguió sus estudios universitarios y montó una inmobiliaria junto a otro amigo proveniente de Miel de Luna. Ante el servicio militar obligatorio se declaró objetor de conciencia y pasó una temporada trabajando a cambio de la 'mili' en el ayuntamiento valenciano de Canet d'En Berenguer. Esos meses fueron muy provechosos para el joven empresario, pues se empapó de primera mano de la legislación urbanística junto al secretario del Ayuntamiento, José Antonio Sancho. El secretario fue condenado en enero de 2016 a dos años de cárcel por un delito de cohecho cometido entre 2009 y 2011.

Con la licenciatura en Derecho debajo del brazo, la diplomatura en Dirección de Empresas por la Escuela de Organización Industrial (EOI) en el otro brazo y la experiencia como ayudante en el consistorio en la cabeza, vio un auténtico filón en la Ley Reguladora de la Actividad Urbanística aprobada por el gobierno valenciano de Joan Lerma en 1994. Una norma que permitía la figura del ‘agente urbanizador’, que permitía comprar terrenos rústicos a un precio de saldo, negociar con ayuntamientos y Generalitat para que lo calificasen como urbanizable y luego venderlo a cualquier promotor. El milagro de los panes y los peces, sin apenas tener terrenos ni una gran riqueza previa.

Con el beneplácito del Gobierno de Eduardo Zaplana que no modificó la ley de los socialistas, Bañuelos se lanzó por toda la costa valenciana, desde Vinaroz hasta Alicante, con su 'fórmula secreta' abriendo suelo y vendiéndolo a los constructores de la zona. Su gran proyecto fue Canet d'En Berenguer, una localidad costera cercana a Sagunto, donde levantó 5.000 apartamentos en plena moda por tener una segunda vivienda, mientras los bancos 'regalaban' el crédito.

El pequeño pueblo al norte de Valencia le puede agradecer a Bañuelos que su modelo urbanizador impulsase la recaudación municipal y con ella la modernización de todas las infraestructuras municipales por la construcción de los apartamentos, en parcelas donde antes de que llegase él sólo había naranjos, y los nuevos vecinos llegados a los apartamento made in Astroc. Canet luce orgullosa un nuevo ayuntamiento, una piscina cubierta, un campo de fútbol de césped artificial y la ampliación de un polígono industrial.

Canet d'En Berenguer (Valencia) le puede agradecer a Bañuelos que su modelo urbanizador impulsase la recaudación municipal y con ella la modernización de todas las infraestructuras municipales

Astroc también financió un equipo de balonmano femenino en Sagunto en la máxima competición europea y a través de su Fundación dotó de nuevas sedes al Instituto Valenciano de Arte Moderno (IVAM) en palacetes de Mallorca y Madrid. Una relación con el IVAM que fue criticada en su día por el PSOE, ya que la presidenta del IVAM era Consuelo Ciscar, esposa de Rafael Blasco, consejero de Territorio y Vivienda de la Generalitat, departamento que aprobaba los proyectos urbanísticos de Astroc. En la actualidad, Blasco cumple condena en la cárcel por el 'caso Cooperación'. El saguntino, un enamorado de la cultura y la gastronomía valenciana, también ideó el Instituto Valenciano de la Paella e incluso llegó a invitar a 20.000 personas a la popular comida en el neoyorquino Central Park.

RODEADO DE SUS AMIGOS, ENTRE LONDRES Y VALENCIA

Durante el crecimiento del emporio de los panes y los peces, Bañuelos iba creando una estructura empresarial formada por su sociedad patrimonial llamada CV Capital, y engullendo en Astroc a otras compañías como Landscape y Rayet. Mientras su consejo de administración y el organigrama de su promotora estaba plagado de amigos de su infancia y familiares de algunos ilustres políticos valencianos, como Esperanza Camps -hermana del expresidente-, a quién algunos medios señalaron como la 'conseguidora' de suelo o quien llegase a ser directora general de Astroc, Concha Castillejo, hija de la secretaría autonómica de Cultura, Concepción Gómez.

Muchos de los que pasaron por Astroc se han reconvertido en consultores al frente de Core, una pequeña empresa con oficinas en Valencia, Madrid, Ecuador y República Dominicana. “Salieron muy tocados de la quiebra en bolsa y las veces que he hablado con ellos, no quieren que se les mencione nada de lo que ocurrió”, indica el excompañero de colegio de Bañuelos. El lugarteniente de Bañuelos en Astroc, Xavier Adserà, divisa desde Londres su asalto a Cuba en busca del ‘dorado’ que representa la isla caribeña por su deshielo con Estados Unidos.

Muchos de los que pasaron por Astroc se han reconvertido en consultores al frente de Core, una empresa que dispone de oficinas en Valencia, Madrid, Ecuador y República Dominicana

Felipe Izquierdo, el pequeño accionista de Astroc que llevó al empresario hasta la Audiencia Nacional por un supuesto delito contable de Astroc, habla sin tapujos de Bañuelos, a quién tacha de “prepotente, altivo y muy orgulloso”. “El juez Garzón archivó la causa porque era amigo del abogado de Bañuelos, Carlos Bueren, un exjuez con el que había coincido en el mismo tribunal. Estoy seguro de que si fuese ahora el juicio ganaríamos los inversores particulares, sentencias como las preferentes o las cláusulas suelo son un ejemplo”, comenta el abogado catalán.

“Cambia mucho la opinión que tienes de Enrique, según te haya ido con Astroc en bolsa. Quién vendió a tiempo y ganó mucho dinero está muy contento con él, a quién le pillo el descalabro echa ‘pestes’ de él. Es una persona muy inteligente, que supo entender la ley urbanística valenciana”, sentencia el exbanquero que le financió cuando Enrique Bañuelos era tan sólo un adolescente. Ahora ese adolescente que describe quien fuese vicepresidente de Bancaja, está a punto de cumplir 51 años. Nadie sabe donde está, a que se dedica ni cuanta fortuna tiene. Una incógnita que se resolverá, como en los últimos años, con su siguiente inversión. Sólo una más.

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