Bea Roxas: Emprender con más de 65 con una fibra textil natural ypionera

Europa Press | 21 feb, 2020 19:27

MADRID, 21 (CHANCE)

"Sé tú el cambio que quieres ver en el mundo". Esta es una de las máximas de Bea Roxas, una española de origen filipino que, a sus más de 68 años, ha decidido poner en marcha un proyecto de impacto social en el terreno del lifestyle sostenible.

Ella es la artífice y el alma de Kanya, una marca de accesorios textiles a través de la cual ha creado empleo y un futuro mejor para más de 40 personas en una pequeña comunidad filipina.

Lo ha hecho demostrando una inquietud vital inherente que la ha llevado a diseñar una tecnología totalmente artesanal que convierte el residuo de caña de azúcar en un tejido pionero en la industria de la moda.

El resultado es una colección de accesorios básicos, elegantes y minimalistas inspirados en la tierra que los ve nacer.

A caballo entre España y Filipinas durante toda su vida, Bea también ha vivido en Francia y Reino Unido y, como viajera incansable, asegura que la inspiración para sus diseños siempre la encuentra en sus viajes.

Enamorada del mundo en general y de Asia en particular, comenzó su vida profesional creando una compañía filipina de artesanía. Más tarde, ya residiendo en España, emprendió un negocio pionero en los 90 dedicado a la comercialización y venta de telas hechas a partir de fibras naturales, en un momento en el que el uso de fibras naturales en la industria textil era prácticamente inexistente en España. Un negocio que continúa a día de hoy y que compagina, desde Filipinas, con su proyecto de impacto social: Kanya.

Kanya fue una de las principales razones por las que Bea volvió a Filipinas tras un largo periodo asentada en España. En 2016 comenzó a soñar con el proyecto.

Su amplio expertise en el mundo textil se unió a su deseo de crear una nueva forma de vida alrededor de la caña de azúcar en la región de Batangas. Allí reside una comunidad de campesinos dedicada al cultivo temporero (seis meses al año) de la caña.

Con este proyecto, sus beneficiarios pueden vivir de esta materia prima el resto del año, más allá de los meses de cultivo, generando ingresos sostenibles y de calidad para ellos y sus familias. Bea siempre ha tenido el objetivo de ayudar a los demás. Todos sus proyectos vitales han ido en esa dirección. Kanya no es una excepción.

Cuando observó que los agricultores de caña se dedicaban a cortar la caña durante 6 meses al año y el resto del año a verla crecer pensó: porque no podemos crear algo que les permita tener un ingreso adicional durante esos meses y que aproveche los restos de la caña de azúcar. Esta idea inicial le empujó a desarrollar este proyecto.

Pero su mente no para nunca. Pretende que la iniciativa sea sostenible en el tiempo, que cree empleos estables para un número cada vez mayor de personas. Sueña, en definitiva, con agradecer a Filipinas todo lo que esta tierra luminosa le ha dado a ella. Entre sus sueños por cumplir acumula muchos viajes aún pendientes y, entre sus logros personales, se encuentra el haber realizado cuatro veces el Camino de Santiago, donde ha podido disfrutar de otra de sus grandes pasiones: la naturaleza. Cuando viaja, no puede faltar un básico en su maleta: un sombrero. Quizás para que no se le escapen las miles de ideas que siempre pululan por su mente inquieta.

De momento, con Kanya ha conseguido volver a sus raíces y esa es, precisamente, la esencia de la marca: una vuelta a lo simple, a los orígenes, a las cosas sencillas de vida. Estilo sostenible con impacto social. Pura energía filipina.

BOLSOS, NECESERES, Y COMPLEMENTOS TEXTILES DEL RESIDUO DE LA CAÑA DE AZÚCAR CON IMPACTO SOCIAL...

Estilo sostenible con impacto social. Ésta es la carta de presentación de Kanya, una marca de accesorios de moda y complementos textiles made in Filipinas, que ha desarrollado un material pionero y exclusivo en el mundo de la moda a partir del residuo de la caña de azúcar.

Diseños conscientes, delicados y minimalistas que no solamente innovan por la materia prima empleada, sino que lo hacen a través de un proceso totalmente artesanal, que minimiza el impacto medioambiental para dar lugar a una fibra textil vegana y ecológica.

Más allá de la sostenibilidad ambiental, este proyecto ve la luz como una forma de sostenibilidad social. Y es que Kanya amplía los usos de la caña de azúcar para impulsar el desarrollo económico y el empleo en Batangas, al sur de la isla de Luzón. Allí reside una comunidad campesina dedicada al cultivo temporero (seis meses al año) de la caña de azúcar. Gracias a esta iniciativa, más de 40 personas pueden vivir de esta materia prima el resto del año, más allá de los meses de cultivo, con nuevos oficios y generando ingresos sostenibles y de calidad para ellos y sus familias.

Sin duda, accesorios y complementos representan una vuelta a las raíces, a lo que la tierra nos da. Es un canto a las cosas sencillas de la vida.

"Kanya es un homenaje al trabajo que se hace con las manos, a los materiales básicos. Es devolver a la tierra lo que esta nos da. Extraemos la materia prima con la que creamos nuestros accesorios directamente de la naturaleza, dando una nueva vida al residuo de la caña de azúcar, a través de un proceso manual y artesanal", explica la propia Bea Roxas.

A partir de ahí, Kanya ha dado forma a su colección Spring/Summer 2020 de bolsos y complementos para el hogar, creados 100% a mano, y que respiran un estilo elegante, delicado y minimalista, perfectos para conseguir un toque natural y sostenible.

Esta colección, además, está formada por complementos con nombre propio. Y es que sus bolsos, neceseres, manteles, cestas o almohadones (Dessa, Leeza, Mona o Jerwin, entre otros) toman prestado su nombre de personas que, a día de hoy, trabajan para Kanya y que se han beneficiado del proyecto. Detrás de cada pieza hay una historia real personal y única.

IMPACTO 100% PARA EL DESARROLLO LOCAL

Buscando nuevas formas de ayudar a estas comunidades dependientes de la caña de azúcar, Kanya inició un proceso de investigación con la ayuda del Philippine Textile Research Institute, entre otras instituciones, para experimentar y testar la viabilidad del desarrollo de un tejido a partir del bagazo (residuo) de la caña de azúcar.

Una vez confirmado, y gracias a un capital inicial de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAid) el proyecto pudo materializarse en 2018, a través de la construcción de un centro de trabajo cercano a los campos de caña de azúcar en Batangas. Allí, los campesinos y sus familiares se convierten en artesanos, recuperando no sólo el valor integral de la caña de azúcar, sino el legado de artes y oficios de una tierra creativa y trabajadora.

Kanya destina el 100% de sus ventas a generar enriquecimiento en esta comunidad, a través de la compra de materia prima a campesinos de la zona, formación y creación de empleo para las decenas de personal y artesanos contratados que intervienen en el proceso de elaboración de los complementos de la marca.

BAJO IMPACTO PARA EL MEDIO AMBIENTE

La producción global de caña de azúcar deja atrás millones de toneladas de bagazo cada año, un residuo natural cuya quema supone una importante contribución a la emisión de monóxido de carbono en la atmósfera. Kanya ha encontrado un uso alternativo para estos residuos, dando lugar a este peculiar tejido natural.

El proceso de upcycling desarrollado por la marca, totalmente artesanal, ha conseguido obtener una fibra natural, robusta y duradera, de máxima calidad, hasta ahora pionera en el mundo textil. Además, el bagazo no solo es reciclable, sino 100% compostable y biodegradable. Una forma de volver a comenzar el ciclo y devolver a la tierra lo que ella nos ha dado previamente.

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