La escritora Marta Orriols salta del relato corto a la novela para afrontar "el tabú de la muerte"

"Cuando pasamos por el duelo tras la muerte, muchas veces intentamos evadir esa situación. Yo quería reivindicar un poco eso. La sociedad intenta que estemos siempre bien y cuando pasa una cosa así queremos llevar a las personas que nos rodean a la normalidad y lo que no comprenden los que no han sufrido esto es que la normalidad para ti ha dejado de ser y tienes en frente una realidad que no se parece para nada a lo que tenías", explica en una entrevista para Europa Press Orriols.

En 'Anatomía de las distancias cortas', la escritora quiso reivindicar la cotidianidad de las relaciones humanas algo que confiesa, le apasiona. "Me gustan los pequeños héroes que no hacen grandes gestas ni grandes aventuras. El día a día está lleno de gestos y de historias que vale la pena narrar", asegura.

La escritora admite que le interesan mucho las personas, "entender las relaciones humanas" en diferentes ámbitos como el laboral, el familiar o las relaciones amorosas. Así, en su libro de relatos, muchos de sus lectores se vieron reconocidos.

"Tuve muy presente a la hora de escribir la novela que no quería perder esa cotidianidad de la que hablaba. Me interesaba mantener ese tono más intimista porque creo que hay muchos lectores que les gusta esto, sentirse reconocidos o encontrarse en lo que están leyendo", explica.

En su primera novela, Orriols siente que "no hubiera escrito un libro sobre la muerte si no hubiera sufrido hacía muy poco tiempo una pérdida personal". "Creo que en el estado de ánimo en el que yo estaba, me doy cuenta ahora que ha pasado el tiempo, con cierta distancia, no hubiera podido escribir sobre nada más", indica.

Sin embargo, entiende que Paula, protagonista de la novela, no se parece a ella ni es su historia. "A veces en la novela aparece una voz más reflexiva y me he dado cuenta ahora, después de mucho tiempo, de que es mi mirada sobre la muerte o la ausencia, o de cómo percibes la mirada de los otros cuando te pasa algo así. Estoy segura de que si no lo hubiera vivido quizá la voz de Paula no sería tan característica ni tan fuerte. Es como si el lector fuera todo el rato de la mano de ella", asegura.

'Aprender a hablar con las plantas' cuenta la historia de Paula Cid, una neonatóloga de cuarenta y dos años, apasionada por su trabajo e inmersa en la rutina de una relación sentimental que se resquebraja. Paula pierde a su pareja en un accidente de tráfico pocas horas después de que él la invite a almorzar para comunicarle que, tras muchos años de vida en común, ha decidido marcharse de casa porque ha conocido a otra mujer.

La muerte se presenta "como un enemigo, un personaje más", explica Orriols, que añade que también el duelo y la culpabilidad están mezclados en un solo personaje. "Paula entiende que la única manera de ganarle la carrera al dolor es simplemente dejarle que esté ahí. Acaba aceptando la muerte y el dolor como lo último que le queda de la persona que ha perdido. Yo intentaba que se viera que la tristeza y el dolor es un buen lugar donde estar", añade.

Sobre la muerte, la autora reconoce que es un tema "antipático e incómodo", pero que cuando se nombra "se normaliza". "Cuando nombras la muerte es como si la invocaras. Creo que nos da mucho respeto en nuestra cultura. He querido darle una vuelta a eso en el libro. Si te mueres, si te recuerdan, siempre sigues un poco vivo, esa era la idea", apostilla.

Algo que, se ve favorecido por la aparición de las redes sociales, según la autora, aunque considera que las personas tienen el papel de "conejillos de indias". "Estamos metidos en esta nueva forma de comunicación que es muy buena para algunas cosas pero a la vez fuerza a la gente a exponerse mucho a los demás porque casi te estás vendiendo. Mucha gente se crea un mundo que no es real. La prueba está en que a veces estamos hablando y ponemos emoticonos felices y estamos serios en nuestro sofá", manifiesta.

LA MUERTE COMO OPORTUNIDAD

En cualquier caso, la autora ha hecho hincapié en que "no es una novela oscura" y que a pesar de haber mucho dolor en ella, "al final es algo luminoso" ya que muestra como la muerte le ofrece también una oportunidad a la protagonista.

"Antes de conocer a Mauro, Paula tenía otros planes de vida. Era una mujer que no quería caer en el mundo de la pareja, que no quería ser madre, etcétera. La muerte le da la oportunidad de ponerse justo en el punto de antes de conocerlo a él y volver a empezar", afirma.

Sobre los prejuicios relacionados con la pérdida de la pareja apunta que "si a una persona mayor se le muere la pareja nadie le juzga si busca otra pareja". "La gente entiende que volver a empezar y reconstruirte pasa obligatoriamente por poner alguien a tu lado. Incluso la gente que te quiere, tus amigos, te dicen que ya ha pasado el tiempo que busques una pareja y te preguntas por qué. Tenemos esa necesidad de que la otra persona esté bien y entendemos que estar bien pasa por estar acompañado", opina.

Orriols ha llegado a ser comparada con Margaret Atwood, reconocida escritora que le reivindica el papel de la mujer en la sociedad en sus libros. En cambio, Orriols asegura "no tener muy presente" el tema del género en sus obras.

"Para mi el secreto de la igualdad está en acercar los géneros. A lo mejor Paula no es la figura de la mujer 'muñeca rota' que llora y que se queda en el sofá. Es una mujer que decide tomar las riendas de su vida porque ya las llevaba antes. Creo que la literatura sirve para reivindicar cosas. Pero meter con calzador el tema de la mujer no me apetecía", insiste.

'Aprender a hablar con las plantas' ya ha vendido sus derechos fuera de las fronteras españolas, algo que la autora ha recibido "con mucha alegría".