S&P mejora el crecimiento esperado de España al 2,4% en 2023 y al 1,8% en 2024
La Fed y el BCE podrían comenzar a bajar los tipos de interés a partir de junio de 2024
La agencia de calificación S&P Global Ratings ha revisado al alza la previsión de crecimiento de España para 2023 (2,4%) y 2024 (1,8%), lo que supone tres y dos décimas más, respectivamente, pero ha rebajado la estimación para 2025 (2%) en dos décimas y ha dejado inalterada la de 2026 en el 2,1%.
Según se refleja en un informe publicado este lunes, España crecerá sensiblemente por encima del resto de grandes países de la eurozona este año y el siguiente, puesto que Alemania se anotará un -0,2% y un 0,5%, respectivamente, Francia avanzará un 0,9% en ambos ejercicios, e Italia hará lo propio con un 0,7% en 2023 y un 0,6% en 2024.
De su lado, es probable que el crecimiento del PIB mundial se ralentice cinco décimas en 2024, hasta el 2,8%, tras una sorprendente resistencia en 2023 (3,3%) impulsada por "la solidez del empleo, la salud del gasto de consumo y los vientos de cola posteriores al COVID".
Fruto de los efectos retardados de una política monetaria más restrictiva y de un menor poder adquisitivo de las principales economías, prevén que Estados Unidos entre en un "periodo de crecimiento por debajo de la media histórica" (2,4% en 2023 y un 1,5% en 2024), con Europa rozando la recesión. Después, los problemas del sector inmobiliario en China, junto con el elevado apalancamiento de los balances de las empresas y las administraciones locales, "arrastrarán a la baja la actividad económica".
Dado el impacto sobre la confianza de las empresas y los hogares, S&P prevé un crecimiento del PIB real de China de solo el 4,6% que podría caer por debajo del 3% si la crisis inmobiliaria se profundiza. En general, S&P apuesta por un "aterrizaje suave", pero el riesgo de recesión sigue siendo elevado (30%-35% en EEUU).
FINANZAS Y TIPOS DE INTERÉS
S&P ha indicado que los mercados financieros deben adaptarse ante un entorno de cambios "cada vez más rápidos" iniciados tras la pandemia. Esto será así porque los prestatarios e inversores no podrán contar con las condiciones financieras de hace una década caracterizadas por políticas monetarias ultralaxas y una baja inflación.
"Aunque los niveles de empleo, todavía fuertes, y las condiciones fiscales favorables deberían seguir apuntalando la resistencia de los créditos más sólidos, esperamos que 2024 venga acompañado de un deterioro adicional del crédito y de impagos para los emisores corporativos y gubernamentales más vulnerables", ha avisado S&P.
Los prestatarios de todo tipo de activos tendrán que lidiar con unas condiciones de financiación más ajustadas y un crecimiento económico más débil. Aunque es probable que los rendimientos a largo plazo alcancen su cénit a mediados de año, las condiciones de financiación seguirán en 2024 siendo restrictivas en términos reales.
Los prestatarios han reducido los vencimientos a corto plazo, pero la proporción de deuda con grado especulativo que vence aumentará "considerablemente" en 2025, lo que convierte a 2024 en un año "crucial".
"Es probable que los impagos sigan aumentando, hasta el 5% en EEUU y el 3,75% en Europa, por encima de sus tendencias históricas a largo plazo", ha resumido el documento.
S&P anticipa un deterioro adicional del crédito en 2024, sobre todo en el extremo inferior de la escala de calificación, donde cerca del 40% de los créditos corren el riesgo de sufrir rebajas. En este sentido, los sectores expuestos a un descenso del gasto de consumo serían los más vulnerables. Mientras tanto, los créditos con grado de inversión deberían seguir mostrando resistencia en general, a pesar de cierta "compresión" de los márgenes, con la excepción del sector inmobiliario.
Los principales riesgos que podrían provocar un empeoramiento del crédito son la persistencia de unas condiciones de financiación restrictivas en un contexto de inflación "pegajosa", una desaceleración del crecimiento mundial más brusca de lo previsto, una elevada inflación de los insumos y unos altos precios de la energía que reduzcan los beneficios empresariales y presionen las balanzas fiscales de los gobiernos, así como la vulnerabilidad del sector inmobiliario comercial o la intensificación de las tensiones geopolíticas.
De cara al futuro, el recrudecimiento de estos riesgos geopolíticos, la necesidad de acelerar la descarbonización de la economía y la revolución tecnológica condicionarán cada vez más el futuro del crédito.
En cuanto a tipos de interés, S&P estima que tanto la Reserva Federal (Fed) como el Banco Central Europeo (BCE) podrían comenzar a bajar los tipos de interés a partir de junio de 2024 "de forma gradual".