La bolsa descuenta otra crisis bancaria por la morosidad que provocará el coronavirus

Los resultados en EEUU anticipan una fuerte subida de las provisiones por impago

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Bolsamania | 17 abr, 2020

Actualizado : 09:48

La bolsa da unas valoraciones ridículas a todo el sector bancario, en especial a Bankia y Sabadell, porque el mercado empieza a descontar una nueva crisis financiera después del rescate de 2012. La razón estriba en las fortísimas provisiones que van a tener que dotar para hacer frente al incremento de la morosidad que se espera a causa del confinamiento por el coronavirus y que ya han empezado a reflejar los bancos norteamericanos en sus resultados del primer trimestre. Y esas pérdidas pueden poner en apuros a alguna entidad si la crisis saca a la luz debilidades de solvencia, cuando en los últimos años la única preocupación era la baja rentabilidad.

Aunque el rebote tras el desplome inicial por la pandemia ha mejorado un poco las valoraciones (y ahora el sector enfila de nuevo los mínimos de marzo, que el Santander ya ha perforado), estas siguen siendo ridículas. Si tomamos el precio dividido por el valor en libros -la medida más extendida en la banca-, tenemos a Santander, BBVA y CaixaBank cotizando en torno a 0,5 veces dicho valor, y a Bankia y Sabadell, en 0,25 veces. Es decir, valen en bolsa el 25% de sus fondos propios. O viéndolo desde otro ángulo, el mercado cree que el Bankia y Sabadell van a perder un 75% de su capital. Peor aún están Unicaja y Liberbank.

El mercado tiende a exagerar en momento de gran incertidumbre como el actual. Pero, aunque estos niveles sean excesivos, el mensaje está claro: los inversores anticipan fuertes pérdidas para el sector que se comerán buena parte de su capital. Unas pérdidas que, como en la crisis financiera que condujo al rescate de 2012, estarán provocadas por las provisiones para cubrir la morosidad: cuando un préstamo entra en mora, el banco debe apuntarse como pérdida un porcentaje creciente del mismo hasta llegar al 100% (menos el valor de la garantía, si la tiene).

Cuando estalló la burbuja inmobiliaria, los créditos morosos fueron sobre todo los concedidos a promotores, y además se desplomó el valor de las garantías (los inmuebles, en muchos casos suelos o promociones a medias). Ello provocó unas provisiones estratosféricas que se llevaron por delante a la mayoría de las cajas -y el Popular unos años después-, forzaron el rescate financiero de España en 2012 y provocaron pérdidas históricas en el sector.

MOROSIDAD GENERALIZADA Y PROVISIONES POR PÉRDIDA ESPERADA

Ahora, la morosidad se extenderá por muchos más sectores, ya que el parón de la economía por el confinamiento obligatorio afecta a todos. Y hay otra diferencia importante: las normas contables han cambiado y ya no hay que provisionar solo las pérdidas incurridas como entonces, sino también las pérdidas esperadas, que se calculan mediante modelos matemáticos. Lógicamente, las esperadas son mucho mayores y no se las puede esquivar con las refinanciaciones de los préstamos (la "patada a seguir") como se hizo entonces. El único alivio es la transformación masiva de créditos normales en avalados por el ICO.

El movimiento ya ha empezado en EEUU, donde los grandes bancos han dotado ingentes provisiones en sus resultados del primer trimestre. Dos de los más expuestos al negocio minorista (el de la banca española), JP Morgan y Wells Fargo, provisionaron 8.290 y 3.300 millones de dólares, respectivamente, solo en el trimestre. Lo cual implica que esperan cantidades masivas de impagos. Es más, el presidente de JP Morgan, Jamie Dimon, dijo que las cosas van a ser peores de lo esperado: que el desempleo puede llegar al 20% en EEUU (como en España, según el FMI) y que el PIB puede caer el 40% (intertrimestral) en vez del 25% esperado.

EL PELIGRO: VOLVER A LOS PROBLEMAS DE SOLVENCIA

Aquí, la temporada comienza la próxima semana, y se espera un movimiento parecido. Según informaba ayer El Confidencial, los bancos españoles van a ser muy prudentes en vista del escenario catastrófico que se nos viene encima y, además, no quieren estropear aún más su imagen con crecimientos del beneficio en medio de la situación actual.

La cuestión es si tendrán suficiente capital (solvencia) para absorber el deterioro si -como sucedió en la crisis financiera- las provisiones y las consiguientes pérdidas son mucho mayores de las que esperan. Ahí existen muchas dudas. Aristóbulo de Juan, exdirector general de supervisión del Banco de España y 'pepito grillo' oficial del sector, advierte de que tras la crisis se han hecho muchos enjuagues para inflar artificalmente las ratios de solvencia y que, ahora que cambian las tornas, quedará al descubierto una situación real mucho menos halagüeñas. Como dice Warren Buffett, cuando baja la marea se ve quién lleva bañador.

"Al rechazar el uso de los instrumentos más tradicionales [de supervisión], tanto los gestores como los supervisores han sido incentivados tácitamente para utilizar la cosmética y mantener las políticas de riesgo. Asimismo, podrían estar ciegos a casos de infracapitalización y, en consecuencia, renunciar a instar acciones correctivas. En vez de eso, se han sentado ociosamente mientras los mercados seguían proporcionando liquidez. Y cuando los mercados se den cuenta de la situación -normalmente por una desconfianza repentina tras im shock externo-, esas entidades se volverán irremediablemente ilíquidas y se tendrán que reestructurar o resolver con un coste mucho más alto. Algunos echarán la culpa de la situación a un problema de liquidez, excusando a los gestores y supervisores. Pero, de hecho, el problema es de solvencia: una creciente masa de activos morosos y una mala gestión continua que gradualmente drenan la liquidez del banco", sostiene De Juan.

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