Préstamos, créditos, tarjetas en busca de la financiación ideal (II)

prestamo

Proseguimos con esta pequeña serie de artículos donde repasamos el estado a fecha de hoy de las diversas formas de financiación a las que los usuarios podemos tener acceso a través de las diferentes ofertas de las entidades financieras, que, como el lector sabe, cobra especial peso en los diferentes modelos de préstamo a los que podemos acceder, pero, que no se acaba ahí.

Si en el anterior artículo repasábamos tanto los préstamos personales como los préstamos al consumo, y veíamos que ambos modelos de financiación habían caído de manera verdaderamente notable, hoy comenzamos con un modelo de financiación que, aunque no ha desaparecido, ha caído de manera espectacular, nos referimos a los llamados créditos rápidos.

De hecho, si el lector realiza un pequeño repaso mental a las entidades especializadas en este tipo de productos que operaban hasta hace tan solo cinco años, comprobará que buena parte de estas o se han integrado en otras entidades o, directamente, han desaparecido.

La explicación hay que buscarla desde luego en el modelo de producto que representaban (y representan aunque con matices) este tipo de productos, unos préstamos rápidos, de importes bajos y altos intereses que, por regla general, se ofrecían con menor nivel de exigencia en las garantías personales de los usuarios.

Estos productos, ya iniciada la crisis económica, mostraron uno de los índices de morosidad más altos dentro de los diversos modelos de financiación personal, cayendo de manera inmediata también su demanda.

En la actualidad, y a cargo de las entidades más solidas que venían desarrollando una trayectoria en este segmento, los créditos rápidos se han reactivado ligeramente, aunque, como decíamos anteriormente, han modificado en buena medida su modelo de producto para ajustarse a la demanda real de financiación que puedan tener los usuarios.

Por otro lado, y directamente relacionado con lo anterior, las propias entidades financieras pusieron en juego propuestas potencialmente muy fuertes en competición con los créditos rápidos como los llamados préstamos inmediatos o préstamos preconcedidos.

En esencia ambos modelos parten de una misma raíz aunque mantienen diferencias en cuanto a su comportamiento.

La raíz es el hecho de la concesión de una cantidad determinada (predeterminada en sus máximos) al cliente a partir de la vinculación de este con la entidad, generalmente a través de elementos como la contratación de productos como las cuentas nómina y similares acompañados de la domiciliación de las nóminas.

En el primero de los casos, los préstamos rápidos, la propuesta por regla general nos aporta una financiación baja (en ocasiones directamente relacionada con el importe de la nómina domiciliada) que no necesita de firmas para su solicitud al encontrarse concedida de antemano o nos pedirá unos trámites mínimos que pueden solventarse de manera inmediata.

 

Imagen 1 y 2 401(K) 2012 flickr creative commons // Images_of_Money flickr creative commons

 

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