Carlos Montero
¿Qué hace la gente cuando los tiempos son cada vez mejores y no están preocupados por la pérdida de su puesto de trabajo? Salen más a comer fuera.
Esto es lo que afirma el analista de Market Watch Jeffry Bartash, que
realiza una interesante reflexión sobre la reactivación de este sector y
las implicaciones que tendrá para la economía estadounidense y global.
Bartash señala:
Los consumidores deben estar sintiéndose mejor. El gasto en bares y
restaurantes en octubre subió por sexto mes consecutivo. El incremento
fue del 9% anualizado, la ganancia más rápida en tres años.
El
creciente apetito de los estadounidenses a comer fuera de casa es uno de
los muchos signos que apuntan a otro buen periodo de crecimiento
económico en el cuarto trimestre. Las acciones han alcanzado máximos
históricos, las compañías están creando empleo al nivel más rápido en
una década, y la caída de los precios de la energía han liberado
efectivo para que los consumidores gasten en otros bienes y servicios.
No es de extrañar que los consumidores se encuentren en el nivel más confiado en siete años según las últimas encuestas.
Bernard
Baumohl, economista jefe de The Economic Outlook Group, señala que "la
combinación de factores positivos debería incrementar el ánimo de los
consumidores para aumentar su gasto. Si ellos no lo hacen ahora, uno
podría empezar a creer que nunca lo harán"
Diversos indicadores
adelantados sugieren que es probable que en EE.UU. tengamos la mejor
temporada de compras navideñas desde que la Gran Recesión terminara a
mediados de 2009.
Phil Orlando, estratega jefe de Federated
Investors, afirma que el fuerte incremento de las compras en la
temporada de "vuelta al colegio" presagia una igualmente buena temporada
navideña. Sus previsiones son de un incremento de ventas de entre el
4-4,5%, en comparación con el 3% de 2013.
Por otro lado, la caída
de los precios de la gasolina está incrementando el poder de compra de
los consumidores. Los economistas calculan que cada caída de 1 centavo
en el coste del galón de gasolina pone 1.000 millones de dólares en los
bolsillos de los consumidores estadounidenses. Los precios de la
gasolina han caído a menos de 3$ desde los máximos de junio de 3,70$.
Aunque
parte de este incremento de la renta disponible podría subir la tasa de
ahorro, la mayoría de los economistas piensan que la mayor proporción
aumentará el gasto. La tasa de ahorro individual ya está en máximos de
dos años en el 5,6%.
La gran pregunta es si los buenos tiempos se
extenderán más allá de los días de fiesta. A mediados y finales de
2011, el gasto en alimentos y bebidas aumentó a un ritmo aún más rápido,
aunque solo temporalmente.
La economía está ahora claramente
mejor que entonces. EE.UU. ha añadido un promedio de 229.000 empleos al
mes en 2014, la tasa más alta desde 1999. Esto ha llevado a la tasa de
desempleo a un mínimo de seis años del 5,8%.
Únicamente la
moderación salarial es el factor que empaña un poco esta visión
optimista sobre la economía. Pero eso podría estar a punto de cambiar.
Las empresas se quejan de la escasez de trabajadores cualificados, y
cada vez más empleados están dispuestos a buscar otras oportunidades
laborales. Signos inequívocos que los salarios estarían cerca de empezar
a subir.
Estos factores que detalla Jeffry Bartash nos llevan a
la conclusión que los fundamentos económicos en EE.UU. están mejorando
estructuralmente. EE.UU. es el principal consumidor del mundo y tiene un
efecto contagio muy importante con respecto el resto de economías
desarrolladas. Una recuperación sostenida en su actividad indudablemente
impulsará el crecimiento en Europa, principalmente de las economías
exportadoras como Alemania.
Parece que realmente las cosas sí
están empezando a mejorar, aunque aquí en la zona euro deberemos esperar
algo más para ver sus efectos.