Los bancos centrales de todo el mundo están gastando 200 mil millones de dólares al mes en las medidas de estímulo económico de emergencia, bombeando este dinero en sus economías mediante la compra de bonos.
El ritmo actual de compra es el más alto de la historia, incluso más que
durante las profundidades de la crisis financiera de 2009. Y, sin
embargo, a pesar del extraordinario apoyo de la llamada flexibilización
cuantitativa (QE), la economía mundial no está en buen estado.
Lo
que se suponía era un refuerzo temporal durante tiempos de crisis, se
ha convertido en una herramienta rutinaria para los políticos, que hace
tiempo recortaron las tasas de interés a cero (o por debajo), pero no
han visto la recuperación de la actividad que esperaban.
Compras mensuales de activos de los grandes bancos centrales
Alberto
Gallo, un gestor de fondos en Algebris Investments, dice que estamos en
un estado de "infinita QE" con persistente bajo crecimiento, bajas
tasas de interés, y unas políticas de los bancos centrales que no
arreglan las cosas.
"No van a decir nunca que se han quedado sin
munición, pero los banqueros centrales están empezando a parecerse a
reyes desnudos", escribió Gallo en un artículo para el Foro Económico
Mundial.
"Las críticas a los bancos centrales por adoptar estas
políticas monetarias, que según muchos aumentan la desigualdad, son cada
vez más severas. Mientras tanto, a los gobiernos se les acusa de no
hacer su parte, dejando a los bancos centrales hacer todo el trabajo
pesado", dice Eshe Nelson en Quartz.
"El Banco de Japón y el
Banco Central Europeo son los mayores contribuyentes a la actual ola de
compra de bonos, con unos 10 billones de yenes y 80 mil millones de
euros al mes, respectivamente. El Banco de Inglaterra dijo la semana
pasada que reanudó su programa de compras de bonos (QE), por temor a las
consecuencias económicas de la votación del Brexit. Añadirá 60 mil
millones de libras en bonos del gobierno en los próximos seis meses, y
comprará otros 10 mil millones de deuda corporativa.
Una y otra
vez, los bancos centrales dicen que sus medidas de estímulo sólo compran
tiempo para que los gobiernos realicen reformas más duraderas. Pero no
debemos esperar una explosión de estímulo fiscal en el corto plazo,
advierten los analistas de JPMorgan en una nota de análisis. De hecho,
la política fiscal actuará como un lastre para el crecimiento en el
próximo año, dicen. Este fue también el caso entre 2010 y 2015, cuando
las políticas del gobierno de apretar el gasto lastraron el crecimiento
del PIB mundial, trabajando en contra del estímulo monetario
proporcionado por los bancos centrales.
Jörg Krämer, economista
jefe de Commerzbank, dice que el programa de compra de bonos del BCE ha
permitido a los gobiernos pasar por alto las causas fundamentales del
malestar financiero de la región, aumentando artificialmente los precios
de los activos en toda la zona euro. En concreto, la QE ha provocado un
aumento de los precios de los bonos del gobierno hundiendo sus
rentabilidades a mínimos históricos, eliminando cualquier sentido de
urgencia para adoptar medidas de reestructuración y reformas.
Después
de años de QE, los bancos centrales ya poseen gran parte de la deuda de
sus países, un problema en sí mismo. El Banco de Inglaterra ya está en
problemas para encontrar suficientes bonos en el mercado que comprar.
Esto plantea preguntas acerca de la eficacia de estas políticas, si los
bancos centrales ya no pueden convencer al mercado de que renunciar a
sus carteras de bonos, incluso cuando se les ofrece a precios por encima
del mercado."
Fuentes: Eshe Nelson (Quartz)
Carlos Montero
Lacartadelabolsa