Islandia cuenta con un paisaje único de aguas termales y géiseres para mantener la economía estable, mientras sufre una transformación histórica.
La nación se está preparando para lo que muchos llaman una fiebre del
oro en su comercio turístico ya que el número de turistas se
incrementará un 23 por ciento este año y alcance los 3 millones al año
para el 2020, de acuerdo con Islandsbanki. Para una población de sólo
320.000 personas, esa es una gran cantidad de visitas.
Ese pronóstico ha provocado que el Gobierno impulse la construcción de la infraestructura necesaria.
"Estoy muy impaciente y hemos estado poniendo más fondos en el sector'', dijo Ragnheidur Elin Arnadottir, ministro de Turismo de Islandia.
No podemos darnos el lujo de no ser eficientes. ''
Está claro que
el turismo ayuda a la economía de Islandia. La participación del
turismo sobre el PIB aumentó un 55 por ciento desde 2009 hasta el 2013, según los
últimos datos de la oficina de estadísticas de Islandia.
Ese crecimiento hizo posible proteger las arcas del Estado y a los consumidores de la crisis, mientras emergía con éxito de un colapso bancario. Los responsables políticos esperan ahora un flujo constante de dinero en efectivo del turismo, que ayudará a soportar la eliminación de los controles de capital.