Ismael De la Cruz
Continúa el cierre parcial de la Administración de Estados Unidos y ya hemos superado la veintena de días, batiendo el récord desde que hace 42 años se permitiese esta medida, un récord que ostentaba en 1995 Bill Clinton. Lo peor es que todavía no hay indicios de que el final esté próximo.
Un cierre administrativo implica que se suspende la prestación de determinados servicios públicos debido a que las dos cámaras del Congreso o el Presidente del país no alcanzan un acuerdo para firmar ciertas asignaciones presupuestarias. Es un hecho que se ha producido en varias ocasiones a lo largo de la historia de Estados Unidos (la reforma de la ley en 1976 así lo permite, siendo la primera vez en 1980 con Jimmy Carter, un total de 20 veces se ha originado), pero que en otros países sería algo descabellado, puesto que llegados a este punto se prorroga el presupuesto anterior.
Como antecedentes, decir que Barack Obama asistió a un cierre que duró 16 días, Ronald Reagan es el presidente que vivió más cierres, concretamente 3, pero la duración fue simbólica, 2 días, Bill Clinton vivió 2 cierres de 7 y 21 días.
Fuente: Axios Visuals
La ruptura de las negociaciones con los demócratas en el Congreso significa que cada vez es más probable que Donald Trump declare una emergencia nacional para construir un muro en la frontera sur del país. Y es que el Presidente comentó la pasada semana que probablemente invocará “poderes de emergencia” si no se llega a un acuerdo con los demócratas. Estaría lejos de ser la primera vez que un presidente declara una emergencia nacional en apoyo de objetivos nacionales. Entre los más famosos se encontraba la decisión del presidente Abraham Lincoln en 1861 de suspender el hábeas corpus, Desde entonces, se han declarado emergencias durante la Gran Depresión, después de los ataques terroristas del 11 de septiembre, con la huelga postal de 1970, etc.
Algunos ejemplos de declaraciones de emergencia nacionales son los siguientes:
– En 1917, al inicio de la entrada de Estados Unidos en la Primera Guerra Mundial, el presidente Woodrow Wilson declaró una emergencia en un intento por aumentar la capacidad del país para transportar alimentos y materias primas por agua.
– En 1933, poco después de asumir el cargo durante la Gran Depresión, el presidente Franklin Roosevelt utilizó una declaración de emergencia para cerrar bancos, en un intento de detener las fugas de capitales.
– En 1970, el presidente Richard Nixon declaró una emergencia nacional para interrumpir una huelga postal, utilizando la Guardia Nacional para entregar el correo. La huelga terminó una semana después, cuando el gobierno federal aceptó un aumento de sueldo retroactivo.
– En 1971, Nixon volvió a invocar sus poderes de emergencia, esta vez para imponer un arancel del 10 por ciento a las importaciones, como parte de la presión de su gobierno para sacar al país del patrón oro. El recargo sobre las tarifas existentes estuvo vigente durante cuatro meses y se aplicó a bienes de consumo como electrodomésticos, muebles, licores, automóviles, maquinaria. La Corte Suprema dictaminó más tarde que Nixon se había excedido en sus poderes.
– En 1976, el Congreso aprobó un proyecto de ley que establecía una serie de reglas sobre los poderes de emergencia de un presidente. Esa medida, llamada Ley Nacional de Emergencias, dictaminaba que finalizarían después de un año, a menos que el presidente las continuara, e impuso algunos requisitos de información al ejecutivo.
– En 1993, el presidente Bill Clinton declaró que la proliferación de armas nucleares, biológicas y químicas constituía una emergencia nacional, y ordenó a sus funcionarios que impidieran que los estadounidenses participasen en actividades que podrían contribuir a esa proliferación.
– Dos semanas después de los ataques del 11 de septiembre, el presidente George W. Bush declaró una emergencia nacional para bloquear la propiedad y prohibir las transacciones con personas que cometan, amenacen con cometer o apoyen el terrorismo.