El secreto de la grasa beige y su papel para combatir la obesidad impulsada por la grasa blanca
En el cuerpo humano, el tejido denominado grasa blanca sirve para almacenar grasa. Cuando la persona tiene kilos de más, la grasa blanca es un problema en vez de una ayuda. Por el contrario, el principal papel de la grasa marrón es quemar combustible para producir calor. Eso ayuda a mantener constante la temperatura de nuestro cuerpo cuando hace frío, pero además constituye una vía para evitar la acumulación de grasa y de kilos de más.
Todavía hay otro tipo principal de tejido graso: la grasa beige. Tiene características intermedias entre las de la grasa marrón y las de la blanca. La grasa beige es capaz de comportarse como la grasa marrón en respuesta a ciertos estímulos, como la exposición al frío. Cuanto más activas están estas células, menos probable es que acumulemos depósitos de grasa poco sanos que llevan a la obesidad. Desde el descubrimiento de la grasa beige, el desafío ha sido encontrar formas de reemplazar células de grasa blanca por células de grasa beige, algo que parece ser más fácil que cambiar grasa blanca por grasa marrón.
La proteína Asc-1 regula si se forman adipocitos (células adiposas o grasas) del tipo beige o adipocitos del tipo blanco. Así se ha comprobado en un nuevo estudio, realizado por un equipo que incluye, entre otros, a Lisa Suwandhi y Siegfried Ussar, ambos del Centro Alemán de Investigación sobre la Diabetes (DZD).
Dependiendo de la cantidad de células de cada uno de estos dos tipos que se formen, ello puede contribuir a que la persona goce de buena salud o, por el contrario, puede promover un aumento excesivo de peso y la aparición de enfermedades metabólicas.