Carlos Montero
Inversores Particulares vs Inversores Profesionales
En muchas ocasiones me preguntan si es mejor invertir
en un fondo de inversión o realizar una gestión propia. Básicamente la elección entre una gestión
institucional o particular.
No hay una única respuesta. Dependerá del conocimiento y la
dedicación de los inversores particulares y de los profesionales. En el mercado hay varios
indicadores que utilizan el comportamiento del "dinero inteligente" (inversores institucionales) y
el "dinero tonto" (inversores particulares) para intentar anticipar los movimientos del precio de
los activos.
La teoría dice que cuando el dinero tonto
vende y compra el dinero inteligente los mercados están cerca de girarse al alza, y viceversa. Estos
indicadores presuponen que la gestión de los inversores particulares es menos eficiente que la de
los profesionales. Sin embargo, muchos estudios avalan que esto no es así.
El promedio de
los inversores particulares con una gestión pasiva, toma de posiciones y mantenimiento en el largo
plazo, tiene mejores resultados que aquellos profesionales con una gestión activa (cambio continuo
de las posiciones según momento de mercado). No estoy de acuerdo con la definición de "dinero
inteligente" y "dinero tonto". No se corresponde con los datos históricos.
¿Pero cuáles son
las principales diferencias entre la actuación de estos dos tipos de inversores? Ben Carlson de
Wealth of Common Sense las enumera:
El proceso de toma de decisiones: La mayor diferencia
entre los inversores institucionales e individuales es el hecho de que las instituciones son
supervisadas por comités. Los profesionales rinden cuentas a un consejo de administración y a un
comité de inversiones.
Esta dinámica de grupo puede ser muy difícil de manejar cuando
compiten intereses, personalidades e ideas. La comunicación, la aplicación del plan adecuado de
inversiones, y el establecimiento de expectativas correctas, son muy importantes en este contexto.
Los inversores particulares no tienen que preocuparse por las decisiones de un comité de inversiones
(ventaja para los particulares obviamente).
Recursos y el acceso: Las instituciones pueden
emplear a profesionales financieros para supervisar casi todos los aspectos de la gestión del día a
día de sus carteras. Utilizan trabajadores de la propia empresa o subcontratan a expertos, que
proporcionan una amplia variedad de servicios.
Los inversores particulares trabajan por
cuenta propia. Internet ha nivelado el campo de juego un tanto en términos de investigación,
disponibilidad de datos y análisis de mercados.
Impuestos: Los fondos de pensiones, fundaciones y
otras organizaciones no lucrativas no pagan impuestos. Esta es una gran ventaja para estos fondos.
El problema es que muchos de estos fondos ven esto como una luz verde para cambiar constantemente su
posición de inversión, lo que tiene sus propios costes.
Los inversores particulares se ven
dañados por la carga impositiva.
La evaluación comparativa: Los inversores institucionales
están muy orientados a sus índices de referencia. Pasan demasiado tiempo preocupados por como lo
están haciendo sus comparables. Obviamente los inversores tienen que controlar su rendimiento, pero
muchos de estos fondos llevan esta preocupación demasiado lejos y olvidan el objetivo principal que
es hacer rentable el capital.
Los inversores particulares no tienen este
problema.
Tasas: Debido a su tamaño, los inversores institucionales gozan de economías de
escala, con lo que reducen los costes de gestión. Los ETFs y la mejora tecnológica han equilibrado
esta desventaja para los particulares.
Disponibilidad de producto: Hay algunas estructuras de
inversión y productos cuya complejidad impiden a los particulares acceder a ellos. Esto no siempre
es una ventaja, pues no se ha demostrado que estos complicados productos sean más rentables que los
más sencillos.
Aunque los institucionales tienen muchas ventajas sobre los pequeños, a menudo
desperdician estas oportunidades por tomar posturas de inversión complejas, o por tener pensamiento
de corto plazo.
Los inversores particulares tienen muchas ventajas sobre los
profesionales:
- Tienen capacidad de pensar y actuar para el largo plazo, sin presión de
resultados cortoplacistas o de dar cuentas a comités o inversores.
- No corren el riesgo de dañar
sus carreras profesionales.
- Se preocupan exclusivamente sobre su situación personal e ignoran
distracciones externas.
- No hay nadie que les juzgará su forma de invertir, ni nadie a quien
impresionar.
- No tienen que preocuparse por vencer a sus compañeros ni al mercado.