Tres tristes tigres

Santander Private Banking

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Capitalbolsa | 22 may, 2018

En los últimos dos meses hemos asistido a una acumulación de señales de cierta desaceleración cíclica en un buen número de economías desarrolladas (en particular, la zona Euro, el Reino Unido y, en mucha menor medida, EEUU). En nuestra opinión, estas señales son indicativas de un retorno a ritmos de expansión todavía elevados, pero más cercanos a los niveles potenciales, desde ritmos de crecimiento insosteniblemente altos sin la continuidad de los factores que los propiciaron -precios del crudo muy bajos, fuerte provisión incremental de liquidez por parte de los bancos centrales y tipos de interés en mínimos históricos-.

En todo caso, este es un entorno cíclico en el que, como muestra nuestra asignación de activos actual, todavía consideramos atractivo mantener una sobreponderación en renta variable ante la persistencia de tipos históricamente bajos (si bien con tendencia levemente al alza aún) y un nivel de acomodación monetaria significativo en ausencia de una aceleración substancial de la inflación que seguimos viendo muy poco probable.

Sin ser momento aún para rehacer posiciones en renta fija libre de riesgo con duración, sí consideramos que debemos mantener bajo control el riesgo (volatilidad) de nuestro asset allocation, para lo cual hemos venido reduciendo paulatinamente el peso del crédito corporativo. No obstante, más allá de la reducción en el ritmo de avance de la actividad global, en los últimos dos meses se han incorporado al escenario dos riesgos (alejado el de una “guerra” comercial abierta) que, en caso de materializarse, tienen suficiente potencial como para dar al traste con los pilares que soportan nuestro escenario central.

Uno de estos riesgos tiene un componente geopolítico claro (un shock de oferta en el mercado de crudo derivado de la tensión geopolítica en Oriente Medio), mientras que el segundo proviene de una potencial sorpresa alcista en el ciclo de EEUU que justificara una política monetaria mucho más agresiva por parte de la Fed, con consecuencias muy negativas para un mundo con niveles de endeudamiento en máximos históricos.

Podríamos añadir a esta lista la posibilidad de que la situación en Italia desemboque en problemas serios de gobernanza en la zona Euro (además de en un deterioro crítico en la situación fiscal de aquel país), pero creemos que es aún pronto para hacerlo. Sobre todos estos riesgos seguiremos hablando de aquí al comienzo del verano, cuando sus consecuencias potenciales, si las acaban teniendo, se irán perfilando.

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