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Donald Trump no está nada contento con el trabajo de Jerome Powell en la Fed

Apunten estos nombres: Herman Cain y Stephen Moore. Son los dos candidatos que baraja nominar Donald Trump para cubrir dos vacantes como gobernador de la Reserva Federal. Y los dos llegan con una enorme polémica a sus espaldas, debido a su perfil claramente político y alineado con el pensamiento del presidente estadounidense.

Tan sólo la noticia de que Moore (un economista conservador) y Cain (republicano que intentó ser presidente en 2012) pueden ser nominados al influyente cargo de gobernador de la Fed ha provocado ya que los analistas cuestionen la validez de sus nombramientos. "Suponen el inicio de la politización de la Fed", critican los expertos de Barclays.

"Desde nuestro punto de vista, las selecciones pueden generar dudas sobre la independencia de la Reserva Federal y percibirse como un intento de politización de la política monetaria", argumentan desde el banco británico. Algo que Donald Trump hasta el momento no ha hecho claramente con el nombramiento de Jerome Powell como presidente, de Richard Clarida como vicepresidente, de Randall Quarles como vicepresidente de supervisión y de Michelle Bowman como gobernadora.

"Estas cuatro nominaciones eran de naturaleza tradicional y su selección fue una indicación de que la Administración quería personal cualificado en el Consejo de la Reserva Federal y preservar la independencia de la institución", añaden estos expertos.

Sin embargo, la potencial nominación de Cain y Moore cambiaría de manera notable "la postura" de Trump, porque ambos "han pasado partes sustanciales de sus carreras profesionales en la arena política". Y la 'regla no escrita' es que los miembros de la Fed no tienen una vinculación política tan evidente.

Por ello, Barclays considera que sus nombramientos pueden "preocupar a los mercados sobre la independencia de la política monetaria", porque Cain y Moore han alterado su visión anterior para alinearse con las críticas públicas de Trump sobre la subida de los intereses realizada por la Fed en 2018 y el proceso para reducir el balance del banco central.

Anteriormente, recuerda Barclays, tanto Moore como Cain habían defendido una política monetaria dura, pero en los últimos tiempos se han alineado claramente con las peticiones de Trump, que ha pedido esta misma semana a la Fed que baje los tipos de interés y comience de nuevo a comprar activos mediante un programa QE (quantitative easing).

El pasado 27 de diciembre, Moore publicó un comentario en la web de The Heritage Fundation en el que pedía la dimisión de Powell y se mostraba totalmente contrario a la política monetaria de la Fed. "El presidente tenía razón: la retirada de liquidez del banco central provocará una desaceleración y aplastará al mercado de acciones para combatir una inflación que no existe", señaló.

Además, Moore comentó que "Powell debería hacer la honorable cosa de admitir que sus políticas han tenido consecuencias económicas y financieras desastrosas y dimitir. O al menos convocar una reunión de emergencia y cancelar inmediatamente la subida de tipos. Aún mejor, la Fed debería anunciar maneras para inyectar dinero en una economía hambrienta de dólares".

Justo el mismo discurso que Trump ha amplificado esta semana, tras los datos de empleo de marzo. El presidente ha pedido al banco central que baje los tipos de interés y vuelva a poner en marcha un programa de compra de activos. El objetivo sería impulsar a la economía estadounidense "como un cohete espacial". "Yo personalmente pienso que la Reserva Federal debería bajar tipos. Nos está frenando. No hay inflación", ha sentenciado.

No obstante, Barclays añade que "no está claro que ninguno de los dos consiga pasar el proceso nominativo" del Congreso, aunque tampoco es descartable. También señalan que el Consejo de la Fed está formado por 12 presidentes de los bancos regionales y 7 gobernadores, por lo que, de momento, el banco central podrá mantener su actual independencia.

En cualquier caso, la presencia de dos nombramientos políticos "puede significar más disensiones y una comunicación discordante" hacia los mercados. Por ello, la entidad inglesa considera que "es probable que aumenten las dudas sobre la independencia de la Reserva Federal y sobre la politización del banco central de EEUU".

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