• También hay ganadores: quien más logre devaluar su moneda
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El primer trimestre de 2015 ha visto escribir un nuevo episodio en la ya famosa guerra de divisas: nada menos que 16 bancos centrales de todo el mundo han recortado los tipos de interés al fin de reaccionar ante el debilitamiento de las demás divisas e impulsar el crecimiento económico.

Y aún así, parece que la batalla seguirá a lo largo de todo 2015, con un Banco Central Europeo (BCE) que ha iniciado su programa de compras de activos en marzo y una Reserva Federal (Fed), que camina hacia la normalización monetaria y que dará inicio a sus subidas de tipos entre junio y octubre del presente año, según la mayoría de expertos. Esta divergencia de políticas monetarias está marcando el compás del Euro/Dólar, que ya ha visto como ha declinado un 12% desde el inicio del ejercicio y que podría llegar a caer por debajo de la paridad en los próximos meses.

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De momento, y antes de la reunión de la Fed del mes de marzo, la moneda única ha encontrado un formidable soporte en los 1,05 - 1,0450, donde parece estar consolidando y buscando una oportunidad para rebotar en busca, primero de los 1,08 y después de los 1,10 o 1,11 contra el dólar.

EUR/USD

No obstante el balón de oxígeno temporal que podría recibir el euro en caso de que la Fed mantenga su petición de “paciencia” a los mercados, no supondrá más que un aplazamiento del inevitable encarecimiento de la divisa de EEUU que llegará de la mano del incremento de la tasa de interés del banco central.

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SUFRIRÁN LOS EMERGENTES Y LAS EMPRESAS EXPORTADORAS

Sin duda, los grandes perdedores de una guerra de divisas y sobre todo de una subida de tipos por parte de la Fed, que al final es de facto el banco central del mundo, serían los países emergentes, indica Robert Casajuana, gestor de carteras en SLM y profesor de ISEFi. Explica el analista que los flujos internacionales de capitales (fondos soberanos, grandes gestoras, etc.) “buscan yield (retorno) y si una moneda de las llamadas fuertes, como el dólar, mejora su retorno por la subida de tipos podría incitar a estos capitales a vender inversiones en países emergentes en moneda local para comprar dólares”. Recuerda Casajuana lo que sucedió con la crisis cambiaria de los tigres asiáticos en 1997/98, que acabó por dañar a EEUU y Japón.

Cuidado con una crisis como la de los tigres asiáticos del año 97

José Luis Martínez Campuzano, estratega de Citi en España, por su parte, indica que las ecnomías que tengan deuda en divisas fuertes, especialmente las emergentes, saldrán mal paradas. El peligro que amenaza estas naciones es el que la deuda se está volviendo más y más pesada, ya que durante muchos años han tenido que financiarse con una moneda distinta a la suya. En muchos casos la moneda norteamericana ha sido la elegida. Ahora, a medida que sus monedas locales pierden valor contra el dólar, ven cómo se dispara la factura de su deuda pública porque se incrementa el tipo de cambio al que están expuestos.

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Si bien, países como México, Brasil o Turquía tienen abundantes reservas en divisas extranjeras que les permitirá parar el golpe, no es un asunto nada menor: el volumen de la deuda en los mercados emergentes asciende a 10 billones de dólares, de los que un 75% está denominado en la divisa estadounidense, un volumen expuesto de 7,5 billones de dólares.

Hay un segundo sector que deberá absorber el impacto de un dólar fuerte: “Las empresas estadounidenses cuya actividad principal es la exportación, porque la encarece”, explica Ramon Morell, analista de ETX Capital España.

RIESGOS A LARGO PLAZO DE LAS POLÍTICAS DE LOS BANCOS CENTRALES

Pero también han ganadores de esta guerra de divisas que para Giancarlo Prisco, analista de Fit Group-Admirall Markets, “en aparencia gana quien pierde, es decir, quien devalúa mas”.

Adrián Aquaro, fundador de Trader College, indica que hay un alto riesgo tras estas políticas acomodaticias de los bancos centrales que aprovechan la fortaleza del dólar para devaluar sus respectivas monedas artificialmente, a través de alzas de tipos de interés: “Generan inflación y pérdidas en los salarios, aunque sirven para paliar malos momentos de las economías. Pero a la larga, no tienen sustento”.

Si todos los bancos devalúan para ganar competitividad, nadie saldrá beneficiado: es un juego de suma cero

Prisco está de acuerdo en que es una estrategia que entraña peligros, es un “juego de suma cero”, alerta. “Si alguien hace dinero, será sobre los hombros de otra persona. Pero si todos devalúan en un intento de ganar competitividad, en realidad nadie logrará realmente un beneficio”, explica. Simplemente, “las empresas exportadoras verán subir la inestabilidad en el frente de las divisas y los costes de protección contra las fluctuaciones del tipo de cambio en continuo aumento, con el resultado de que irán centrándose más en la producción nacional”, señala Prisco

Como conclusión, dibuja el experto de Fit Grouo-Admirall Marlkets un panorama en el que “las economías podrían inconscientemente ser empujadas a cerrarse con el comercio mundial, debido a las incertidumbres de las divisas”.

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